Escuchar hablar a Najwa Nimri es toda una experiencia. Y eso que se tiene que morder la lengua para no contar cosas que no quiere hacer públicas. O mejor dicho, que no le dejan. Es lo que sucede cuando intentar explicar cómo se fraguó su fichaje 'bomba' por La casa de papel: "Si hablo de eso, Netflix me pone de patitas en la calle", dice la actriz, que lamenta el hermetismo que "por contrato" le impone el canal americano a sus intérpretes.
En todo caso, Najwa se encuentra ahora centrada en el regreso de Vis a vis, que llega esta noche, a las 22.00, a FOX con el estreno de la cuarta temporada. "Va a ser increíble, la más divertida de todas", promete la actriz, que da algunas pistas de lo que le puede suceder a Zulema en sus nuevas aventuras en la prisión de Cruz del Norte, donde se reencontrará de nuevo con Maca tras su salida del coma.
Además, Nimri hace balance del gran momento profesional que vive desde que aterrizó en la serie que lanzó Antena 3 y recuerda su complicada situación antes de que le llegara este proyecto: "Antes de Vis a vis estaba arruinada, llevaba seis años sin trabajar y casi no me dejaban entrar en los Goya". La actriz también reflexiona sobre su selectividad a la hora de aceptar participar en proyectos televisivos. "Estoy en Vis a vis y La casa de papel, no en Velvet", señala.
¿Cómo valora la cuarta temporada de la serie?
Va a ser increíble. La más divertida de todas, porque toca la acción, lo trepidante, y todo el fondo de los personajes, que en la tercera temporada parecía que se había perdido por lo escueto del metraje. Eso se recupera.
Vuelve Macarena. ¿Cómo va a vivir Zulema su rivalidad con ella?
Pues es una movida, porque Zulema ya tiene rivalidad con todo el mundo. Yo creo que después de la tercera temporada, su debilidad es Saray y ahora también estará en tela de juicio. Está también Altagracia por ahí. Maca no llegará hasta más tarde. Zulema sabe que con Saray pierde, porque la quiere, pero sabe que con ella no es caballo ganador. Siempre acaban naufragando.
Siempre ha dicho que la serie no puede terminar sin una gran batalla entre Maca y Zulema. ¿Se producirá al final de esta temporada?
No tanto como yo quisiera. Yo quería una pelea épica de cinco días. No me importaba acabar muerta, pero de estamparnos contra la pared y que nos diéramos de verdad. Es lo que espera todo el mundo. Pero yo creo que lo que viene va a ser mejor. A medida que nos vayamos metiendo en la cuarta temporada, nos daremos cuenta de que lo que tenemos que derrocar es un mal mayor: Sandoval y Cristina Marcos, que es la jefa de todas las prisiones y cuidado con lo que hace esta mujer.
¿Hay algo a lo que Zulema le tenga miedo?
Tiene miedo a una sola cosa. Ni a morir, ni al dolor físico, pero tiene un talón de Aquiles que se lo descubren en el capítulo cuatro. Va a haber sorpresas y aquí cae todo el mundo.
¿Cree que los personajes de Maca y Zulema sí tienen cabida en una quinta temporada?
[Asiente con la cabeza].
¿Eso es un sí?
No lo he verbalizado.
¿A ti te gustaría estar?
Yo estoy donde dice el público. Los personajes van cayendo a medida que el público los deja de querer. En la televisión manda el público. Lo guay de la democracia de la tele es que si la cadena quiere mantener a alguien al que el público no quiere, se quedarán sin audiencia. La televisión es muy deportiva, porque a pesar de que alguien no quiera que estés, si el público quiere... los números mandan, tío. (Ríe).
¿No hay peligro en que este factor esté por encima de la calidad de la historia?
No, la calidad no peligra porque el público decida. La calidad peligra porque las cosas se hacen sin cuidado. El público tiene que seguir decidiendo y las cosas hacerse con calidad. No siempre se hacen con calidad, pero no creo que tenga que ver con que los espectadores decidan. Yo creo que todo se basa en la escritura y no siempre los guionistas tienen el tiempo necesario para hacerlo. Cuando a mí me llega un buen guion, sabes que las posibilidades de éxito son mucho mayores.

¿Y le ha llegado ya el guion de La casa de papel?
Me han llegado ya unos cuantos.
¿Y qué le han parecido?
No puedo decir nada. ¡Me despiden! Si hablo de La casa de papel, me ponen de patitas en la calle. Así que no me tires de la lengua...
¿Pero está contenta o impresionada?
Estoy muy contenta, pero impresionada no. Porque es una serie de Álex Pina y Jesús Colmenar. Más allá de que sea Netflix Internacional, ellos son parte de mi troupe. Vamos todos a una y tenemos un código común. Sabemos a lo que vamos a jugar.
El año pasado no había visto la serie. ¿Lo ha hecho ya?
Sí, ahora ya la he visto y entiendo que sea un fenómeno. Han jugado a una carta muy ganadora. El Bella Ciao, combinado con un mono rojo y una careta de Dalí que recuerda a V de Vendetta... es un éxito. Han construido un muñeco y un final de foto que lo ha reventado. Además de esos personajes, que son unos auténticos Robin Hoods.
¿Le ha gustado el papel de Alba Flores?
Claro, pero no comparo ese papel con el de Saray. Alba no tuvo para prepararse a Nairobi todo el tiempo que sí le dieron para el de Vis a vis. Es una cosa en la que está trabajando, pero el recorrido que va a vivir el personaje de Alba en esta temporada es complicado conseguirlo en otra serie.
¿Cómo se fraguó su fichaje por La casa de papel?
Es muy largo de explicar y tengo que contarlo todo después de acabar la serie. Cuando nos volvamos a ver, os prometo que hablo de todo. Es una cosa que viene de tiempo atrás, no es nuevo.
Las redes se volvieron 'locas' con su fichaje...
A saco, pero luego lo paramos también. Yo no podía decir nada y fue una locura ese día, porque... [se queda pensando] no puedo decir nada. Es terrible esto. Es un coñazo que no os podéis ni imaginar. Que todo el mundo te pregunte por algo que quieras contar de forma natural y no puedas. Antes la excusa era que nuestro contrato no nos lo permitía, ahora no nos lo permite de verdad: si hablas, te echan. Literalmente. Y estoy todo el rato a un plis... Lo que tengo es una deuda conmigo misma de que sé que no voy a poder superar a Zulema, pero necesito a algún personaje que la empate. Es un reto y estoy compitiendo todo el tiempo contra mí misma. Nunca creí que me iba a encontrar en una situación así.
¿Le da Netflix libertad creativa con su personaje?
Cuando me fichan a mí, ya saben lo que hay. Por eso se lo piensan a veces. Y una vez llegamos a un acuerdo, yo creo que soy de las actrices que menos da el coñazo. Me quejo poquísimo, tengo muchísima resistencia y en el set soy germánica. Curro, curro, curro y no me distraigo nada.

¿Había imaginado alguna vez que acabaría tan involucrada en la televisión?
Estoy en Vis a vis y La casa de papel, no en Velvet. Y esto no es una crítica, es que no estoy en una serie costumbrista. Estas tienen un target muy definido y tienen una violencia y una garra muy particular que tiene mucho que ver con lo que yo hacía en el principio de mi carrera. No es incoherente con el tipo de carrera que he establecido. Así que no, nunca me lo había imaginado, porque siempre que me ofrecían televisión decía que no.
Cuando empecé en Vis a vis, no tenía ni un duro en el banco. Estaba arruinada. Llevaba seis años sin estar en el medio, que tampoco me apetecía. Porque he dicho que no a cosas a pesar de no tener ni un duro. Mis decisiones nunca han sido por dinero, aunque estuviera broke, que te aseguro que lo estoy cada dos por tres. En el caso de Vis a vis, me convenció la propuesta y la energía con la que lo hicieron. Vis a vis abrió la veda de esta nueva ficción española y nosotros estábamos ahí como estuvimos en el cine en los 90. Para mí, estar en el momento en el que la cosa esta bullendo es lo importante, porque ahí es donde te llevas la experiencia y estás con todo el mundo arriba. Lo que no podría es estar en una rutina televisiva. 14 años en una serie, para mí es inimaginable.
La ficción española también ha cambiado en ese sentido y ahora se hacen series más cortas...
Sí, pero Cuéntame lleva ahí ya 17 años... Y me parece una fortuna y una maravilla que dé tanto trabajo, pero yo dentro de un proyecto así en principio no me veo. Aquí ya llevo cuatro años, pero en cada temporada hemos tenido la sensación de que era la última, porque nos lo han chapado todo el rato. No es que haya una cosa establecida, que pasen 17 años y el niño que tenías delante se ha hecho viejo. ¿Cómo tiene que ser eso? Tienes tu vida paralela en el set, que en realidad es tu vida, porque no va ni siquiera caracterizado. Esto es otra mandanga y para mí, esto [Vis a vis] no es la tele.
¿Hay otra serie en la que no esté que sí le guste?
Me encantó Fariña.
¿Es su hijo su mayor fan?
¿Mi hijo mi mayor fan? Qué va a ser mi hijo mi mayor fan... Vis a vis es la única cosa mía que ha visto porque le gustaba a sus amigos. Y también vio La casa de papel.
¿Y cómo la ha visto en la serie?
Pues alguna vez me ha dicho que muy bien y otras que muy mal. Le parece que me despierto muy mal del coma y es una cosa que comparto con él.
A Maca también la veremos despertando del coma esta temporada...
Yo creo que se despierta mejor que yo. En mi caso, eso no iba a pasar, se rodó rápido y luego fue lo que pusieron. ¡Me cago en la leche! Nadie se despierta de un coma así, seguro. Y mi hijo me lo dijo. Es fan de la serie, pero me hace críticas a mí. Ahora estuvo con Élite, que se la vio entera en media hora. Luego la vi yo y dije: Ah, ¿pero que Élite es así?
¿No le gustó Élite?
Entiendo que lo que hay es una factura potente y que puede abarcar a los chavales, que ya tienen como tendencias de otro tipo y de la que antes no se hablaban, y a mucha gente más mayor. ¿Me interesa sobremanera? No...
Ha dicho que interpretar a Zulema le ha pasado factura. ¿Cómo logra limpiarse día a día de ese trabajo tan agresivo?
Pues haciendo muchas bromas. Soy un payaso de la tele. Haciendo cosas normales: cocinar, sacar al perro, hacer unas obrillas en una casa de campo que tengo... Yo es que me preparo con una coach, me pongo peluca, lentillas... Me transformo para hacer de mis personajes, físicamente también. Cuando voy al set hay algo que cambia y al salir me lo quito todo y vuelvo a ser yo. Insisto mucho en hacerme un trabajo de caracterización potente para poder quitármelo todo de encima. Si no vas armado, acabas creyéndote que eres esa persona. A mí me pasa a veces de salir del set y doy una mala contestación o me sale un acento que ni es ni el mío. Entonces bajas, creo que es controlable y trabajo en ello.

¿Cómo afronta las críticas que pueda recibir a través de las redes?
No he leído ni una sola crítica, no me llega nada malo. [Abre Twitter y lee] Todo es "puta ama", "puta jefa", "te quiero", "te amo", "te comía el coño", "te amo con toda mi puta fuerza"... Lo flipas, alucinas.
¿Y no le asusta que todo sea así?
Me hace pensar que la sociedad está un poco rarita.. Mira, antes de hacer Vis a vis, llevaba seis años sin trabajar y me dejaban entrar a los Goya de milagro. A mí, con cuatro nominaciones. No sé qué se me puede subir. Y cuando llegué aquí y vi la oportunidad dije: "Vale, ahora os cagáis". Yo estaba embarazada viviendo como podía, no formaba parte de la Academia, tampoco tengo muchos amigos en el medio... Y no porque tenga enemigos, porque yo soy una persona que da muy pocos problemas.
¿Ha hecho amigos ahora?
Es la única vez que he hecho amigos. De Alba Flores me he hecho muy amiga, es mi hermana. He hecho muchos amigos en la música, en el mundo del cine muy pocos. Pocos, no porque fueran enemigos sino porque no era mi medio. Entonces, ¿qué se me puede subir a la cabeza? Si he subido y bajado varias veces, y bajado hasta el suelo. Pero estaba contenta esos años, aunque no estuviera a full, mi vida no era un fracaso: hacía música y estaba girando. Ahora entiendo a los artistas de 20 años que piensan que todo esto es muy fugaz y están todo el rato 'posteando'. Ojalá hubiera tenido yo en mi momento los medios que tienen ahora Rosalía, El Guincho o C Tangana. Estaría haciendo lo mismo que ellos. Nosotros estábamos más limitados y ellos ahora lo tienen todo. Y mi único consejo a los jóvenes es que ahorren.
Tampoco los salarios lo permiten demasiado...
En mi trabajo, cuando te viene fuerte, te viene mucho dinero. Yo no ahorré y si hubiera ahorrado, no hubiera tenido ni media penuria.
¿Ha aprendido a ahorrar ahora?
Para nada, para nada. Yo no me muevo con la gente de mi entorno y no todo a todo el mundo le viene bien la jugada. Hay gente que sigue medio mal y si tengo que invitarles, invito. Y yo voy gastando. El dinero a mí me quema, tío. Me da asco directamente y lo gasto.
¿Y no le da miedo el mañana?
¿El mañana? Igual nos morimos ahora. No me da miedo el mañana y no me da miedo nada. Me da miedo perder la ilusión, que me deje de interesar. Me pasó una vez con el cine y esto [Vis a vis] me lo ha devuelto. Para mí, lo más importante es que no se me apague la mecha. La mecha no es la vejez y no tiene que ver con las arrugas, tiene que ver con que tu trabajo te haga ilusión. Que pasen los años y te la siga haciendo. Eso es lo complicado.
¿Es entonces Vis a vis el proyecto más importante de su carrera?
No especialmente. Lo fue Salto al vacío también, lo es el disco que estoy haciendo con El Guincho, que me da la misma mecha. Si estás ilusionado y el feedback que te llega no lo juzgas, sino que entiendes el momento que estás viviendo, siguen viniendo cosas buenísimas. Es verdad que cuando tienes un hijo, te apartas. Y yo estuve de crianza seis años. Parí, me quedé sin currar y de repente sentí que no formaba parte de esto. Cuando entré, entré con lo que venía nuevo, que era Vis a vis. Así que... se siente.