Telecinco ha encontrado en el lujoso Palacio Villalís, una espectacular mansión ubicada en la urbanización madrileña de La Moraleja, el escenario perfecto para recrear La Moncloa en Secretos de Estado, su nuevo thriller político. ECOTEUVE.ES ha tenido la oportunidad de introducirse en ella y hablar con sus protagonistas durante una visita al rodaje de uno de sus últimos episodios.
La serie gira en torno al escándalo en el que se verá envuelto un ficticio presidente del Gobierno de España (interpretado por Emmanuel Esparza) tras destaparse una serie de datos comprometidos sobre su vida privada y profesional. Su relación oculta con su jefa de Prensa (Michelle Calvó) enseguida estará en boca de todos y pondrá en jaque su reputación y la relación con su mujer, a la que da vida Miryam Gallego.
La actriz, que personalmente asegura sentirse alejada del suntuoso universo de la ficción, ha hablado abiertamente de las dificultades que se ha encontrado a la hora de meterse bajo la piel de esta primera dama. "Estuve tres meses trabajando y dibujando a un personaje y cuando he venido al set, a Frank Ariza (creador de la serie) no le interesaba ese dibujo de personaje", explica a este medio.
Aunque reconoce que se lanzó a aceptar este proyecto porque los primeros guiones eran "brutales", "punkys" y "arriesgados", Gallego confiesa que no ha quedado del todo convencida por el rumbo que finalmente ha tomado la serie: "Mis expectativas iban para otro lado", afirma la intérprete, que esperaba que Secretos de Estado diera más importancia a la "suciedad política de ese país" que a las tramas amorosas."A lo mejor no estamos preparados para ese momento. No me he llevado una decepción, tengo 40 años y no soy tonta. Sé en qué momento hay que jugar", sentencia en uno de los muchos titulares de su entrevista.
¿Qué tal se vive en La Moncloa?
¡Uy! No me interesaría nada, creo que ni de visita. A nivel personal me repele. Nunca he tenido un interés especial hacia la política, pero es verdad que con todo lo que estamos viviendo últimamente, tengo rechazo. Claro que la política es importantísima y necesaria, pero me encantaría que nos representaran unos políticos excelentes. Como no es así, estamos todos agotados.
¿Cómo ha sido rodar en este ambiente de lujo?
A mí como persona me aleja. Este tipo de lujos no me interesan nada. Tengo amigos del oficio en La Moraleja, pero nunca viviría aquí. Tenga el dinero que tenga. No me interesa nada. No me sorprende, porque tengo buenos amigos aquí a los que vengo a ver, porque son amigos por encima de donde vivan. Igual que ellos vienen a mi zona, que es lo opuesto a esto. No va conmigo, pero va con mi personaje. Creo que es necesario que estemos rodando aquí.
La mayor parte de la serie está rodada en exteriores. ¿Ha tenido alguna complicación durante el rodaje?
Esta serie está rodada íntegramente en espacios naturales y esa es la complejidad de esta serie. Cuando ruedas en plató, sabes cuándo entras y cuándo sales. No hay problemas con el clima. Este año ha sido muy lluvioso y para los que trabajamos en este sector es muy complejo porque no puedes hacer un plan de rodaje. Y nos hemos chupado mucho frío y mucha nieve. Pero aun así, yo veo la serie y el 50% te lo da esto [la mansión donde se rueda]. Es distinto a cuando trabajas con cartón piedra. Pero, ojo, yo lo agradezco, no estoy criticando la dureza. Prefiero tener dureza a cambio de estos espacios.
¿Le quema más la política haciendo este tipo de personajes?
Realmente vives otros colores, porque sabes que estás haciendo ficción y es otro tipo de juego. Pero como persona, estoy que no puedo más.
¿Desde Secretos de Estado se hará crítica a todo este sistema, o no se entrará en ello?
Partimos de un arranque de la serie muy político. Es verdad que hacia la mitad, pilla unos tintes más de thriller, pero el comienzo es muy político. No está maquillada la política en esta serie, vemos bastante la trastienda, las cloacas de La Moncloa y, sobre todo, es una serie en la que se habla de la guerra de poderes.
El Presidente pertenece al Partido Democrático Independiente. ¿Tendrá algún guiño o parecido con alguna formación política que existe en la realidad?
Evidentemente, no es un partido de izquierdas y es algo que se ve desde el minuto uno. Es un partido de derechas... centro.
¿Pero lo ha deducido usted misma o se lo han comunicado los guionistas de la serie?
Es un partido de derechas, de izquierdas nunca. Pero es una deducción mía. Lo hemos preguntado y no se nos ha contestado a esa pregunta. Para mí sí era importante saber el color político que represento, pero no se ha contestado.

¿Tendrá más peso el escándalo sexual que la trama política?
Se parte más con un tinte político, pero a mitad de esta temporada, el thriller tiene un peso muy grande y las intrigas amorosas ganan importancia hacia el final de la temporada. Hay un trío por un lado y varias parejas que llevan todo el peso de la serie. Se desdibuja bastante esa primera línea política.
Usted interpreta a la primera dama. ¿Cómo será su personaje?
Es la primera dama, pero es una mujer política. No es una mujer florero. Es una mujer que ha estudiado la misma carrera que su marido, pero que en un momento determinado de su trayectoria, ella decide relegar su carrera, para impulsar la de su marido y poder llegar a La Moncloa. Hay un acuerdo matrimonial para ello.
Esto recuerda a House of Cards...
Es verdad que partimos así. Pero no va a ser el color de la serie.
¿Se ha fijado en algún referente político para construir su personaje?
En el arranque, yo he bebido bastante de los Clinton. Me interesaban como pareja. No me he fijado tanto en la política nacional. Pero es verdad que yo he estado tres meses trabajando y dibujando a un personaje y cuando he venido al set, a Frank Ariza (creador de la serie) no le interesaba ese dibujo. Por tanto, yo he partido deconstruyendo todo lo que había trabajado en casa.
¿Qué parte de ese dibujo tuvo que borrar?
Es verdad que yo me había quedado a lo mejor en una capa más superficial, no lo sé. Creo que no he sabido leer bien al personaje desde un arranque, yo la había compuesto más elitista, más alejada de mí. No me interesaba que tuviera nada de Miryam, ni cómo habla, ni cómo se mueve. Yo me fui a un dibujo, que es lo que hago siempre, enfocado a no partir de mí nunca. Y a Frank le interesaba mi parte más cotidiana, más cercana y de poder entrar más en las casas. Entonces, hemos partido desdibujando lo que había previo. Ha sido una manera difícil de entrar y no sé qué es lo que se ha conseguido.
¿El objetivo era humanizar más a ese personaje y que el público empatizara con él?
Sí, sí. Es verdad que yo he bebido mucho de House of Cards porque a nivel de guion, yo creía que íbamos un poco por ahí o que era lo que queríamos dar. Se me ha dicho un "no" rotundo, un "no nos interesa ese matrimonio" y que íbamos a contar otra historia. Entonces, yo he tenido que hacer un trabajo de limpieza sobre lo que había trabajado.
¿Está contenta con el resultado final de su personaje?
A mí me gustaba la serie política con la que hemos arrancado. No me interesan tanto las tramas amorosas. A mí, como Miryam, me interesaba hablar de política y la suciedad de la política. Creo que estamos preparados como sociedad para entender una serie de esas características y creo que la ficción ha cambiado también y está preparada para hablar de ello.

¿En ese sentido ha sido una complicación el hecho de que se haga en Telecinco?
Uno tiene que saber para quién trabaja en todo momento. Esta serie, en una plataforma, se hubiera podido meter más en el tema político. Como estamos en Mediaset, hay que hablar para un público más generalista. Hay que ampliar la temática y no solo centrarse en la política. Ellos saben el público para el que va dirigido mucho mejor que yo. Conocen cómo tienen que alcanzar sus números, por lo tanto, yo no tengo nada que opinar.
¿Qué le atrajo entonces de este proyecto para aceptarlo?
A mí me atraía muchísimo esta mujer, me gustó muchísimo el giro que tiene en el primer guion y cómo acaba ese primer guion. Me leí los tres primeros episodios antes de dar el 'ok' y esos tres me parecieron brutales. Me gustó cómo estaba escrita, el ritmo que tenía, lo punky y arriesgada que era. Eso es lo que a mí me animó a lanzarme. Y porque yo creía que hablaríamos mucho de la suciedad de la política de este país. Eso es algo que me interesa como actriz, como mujer y como persona. Meter el dedo en la llaga me interesa.
Desde el final de Águila Roja apenas se le ha visto en televisión. ¿Se tomó un descanso o no le atraían los proyectos que le ofrecían?
Acabé Águila Roja y enganché con el Teatro Nacional, que es un poco lo que suelo hacer cuando estoy mucho en televisión porque lo necesito para mí. Luego enganché con El Ministerio del Tiempo y después vinieron series que íbamos a hacer y que finalmente no llegamos a un acuerdo. Ahí a lo mejor he perdido un año y pico de "lo hago no lo hago". Son series que hoy veo y que me gustan mucho a pesar de que yo no esté. Hay veces que dices 'menos mal', pero en estas no. Sé reconocer que lo han hecho bien y me da orgullo. Prefiero decir "qué tonta he sido" a "qué mierda estáis haciendo". Son series que son chapó y una de ellas es Fariña.
Y después le llegó Secretos de Estado...
Con esta ya llevo un año y tampoco he tenido más tiempo. Empezamos en mayo del año pasado, ya ahí estaba yo ensayando. Luego hicimos un parón, porque Mediaset necesita ver el producto y decidir para dónde lo quiere llevar. Es verdad que parece yo no estaba haciendo, pero ya estaba trabajando en esta serie.
¿Le ve tanto recorrido a su personaje en esta serie como el que tuvo La Marquesa (Águila Roja)?
Si ellos quieren, sí.
¿Aceptaría pese a seguir esa línea que no le convence del todo?
Si seguimos teniendo la serie política, el thriller y evidentemente las tramas amorosas, sentimentales y de pasión, que son importantes, sí. Pero que no desdibujen el color de la serie. Eso es lo que yo pido, que no se desdibuje.
¿Le ha pasado mucho en su carrera esto de que aceptara proyectos que después le han terminado decepcionando?
No me he decepcionado con esta, ¿eh? No estoy decepcionada.
Pero suena a que está desencantada con el resultado...
No es decepción, mis expectativas iban para otro lado. Pero quizá sea yo y mi mundo 'wendoline' para el que quiero ir yo. Pero a lo mejor hablas con mis compañeros y tienen una energía distinta. De esta serie me interesaba ese color, pero porque yo estoy un momento en el que me apetece ya reventar y decir: "Señores, esto es lo que hay". Pero a lo mejor no estamos preparados para ese momento. No me he llevado una decepción, tengo 40 años y no soy tonta. Sé en qué momento hay que jugar. Pero es verdad que si esto sigue, a mí me gusta que siga con calidad.
Es un poco lo que pasaba con Águila Roja. Llevábamos 9 años y me preguntaban si creían que podíamos seguir. Yo les respondía: "Para arrodillarme, no". Si cortamos en calidad, en tiempos, en guiones que no vienen preparados... entonces se cierra. Yo prefiero estar en mi casa, reducir gastos y lo que hagamos, hagámoslo bien. Y con esta digo lo mismo: si vamos a cuidarla toda bonita, para adelante. Si no hay ese motor inicial en todos, entonces no.