Camino de cumplirse dos años del estreno de la primera temporada de Víctor Ros, TVE lanza esta noche (22.35) la segunda tanda de episodios. La serie, producida por Secuoya, toma el relevo de Águila Roja, que se despidió el pasado jueves tras nueve temporadas en antena. Ecoteuve.es habla con Carles Francino, protagonista de una ficción que incorpora a sus filas a Paco Tous, Paula Prendes, Edu Soto y Carolina Bang.
Los nuevos capítulos arrancan cinco años después de que el inspector Ros, el policía creado por Jerónimo Tristante, resolviese el mayor caso de su carrera. Ahora está en su mejor momento, es considerado el mejor policía del país y tendrá que hacerse cargo de la investigación del mayor robo de la historia: el saqueo de las reservas de oro del Banco de España.
Han pasado cuatro años desde lo que ocurrió en la primera temporada. ¿Qué pasa en ese tiempo para 'Víctor Ros'?
Es muy importante para mí, para trabajarlo, como para la serie. Queríamos mostrar a un Víctor más hombre, con un núcleo familiar y como jefe de la Metropolitana. Era muy importante darlo en el primer capítulo, pero como sucede algo muy bestia, le va a llevar por otros territorios.
También para ti han pasado años desde que te enfrentaste por primera vez al personaje. ¿Lo abordas de forma diferente?
Esta segunda temporada lo interesante era recuperar a ese Víctor Ros. Lo que le sucede en el primer capítulo es tan bestia que eso va a sumar cosas nuevas. Víctor va a descender a los infiernos y vamos a ver a ese chirlero que vimos de niño. Evidentemente ya no tiene 12 años y la toma de decisiones va a ser más jodida.
¿Vamos a tener triángulo amoroso con las chicas de 'Víctor Ros'?
Las dos mujeres que vimos en la primera temporada se mantienen. Y a eso se suman otras más. El marrón crece. Vamos a ver lo que pasa. En cualquier serie el amor tiene que estar, para lo bueno y para lo malo.
Tras la primera temporada de 'Victor Ros', la serie se quedó en stand by. ¿Cómo os tomasteis la renovación?
Nadie se lo esperaba. Fue una sorpresa muy grata. Primero piensas que no lo hicimos tan mal. Luego, cuando recibes la llamada para ver de qué va a ir esta segunda temporada, me gustó mucho.
¿Te habías reservado unos meses en la agenda por si te tocaba grabar de nuevo?
No, nunca. Eso en nuestra profesión no existe. Ojalá pudiésemos. Tenía la cabeza en otro sitio. En ese momento no estaba disponible. Cuando ellos querían empezar a rodar, yo más o menos ya estaba libre. No sé si decidieron retrasarlo un poquito por mí. No creo que me hubiesen esperado un año.
Cuando una serie lleva el nombre de tu personaje, ¿sube el ego?
El ego siempre sube, pero con cualquier cosa. Nos dedicamos a esto por eso. El que diga lo contrario, miente. Subimos a un escenario para que nos aplaudan.
El ego también es peligroso...
Pero es peligroso cuando eres más pequeño. Cuando no tienes trabajo, nos hundimos en un pozo y piensas que esto es una mierda y que ya no te quieren. Es un rollo patatero.
¿Qué es lo que te pone los pies en el suelo?
Mi gente y mi familia. Yo estoy muy bien educado. Mi familia y mis amigos, a la mínima que me ven que me voy, me dan una hostia, y al suelo.
¿Te han tenido que bajar alguna vez?
Igual mis padres cuando era más pequeño, pero cuando ni me dedicaba a esto. A mis amigos les advertí, les dije que no me soltasen de la mano. Alguna vez, con el tiempo, parece que me he vuelto más borde con la gente en la calle. Me viene una señora y me pide una foto y digo: 'No, después de comer'. No me doy cuenta de que estoy un poco más marcando la distancia.
¿Quiénes son tus principales críticos?
Mi madre. Ve todo. A mi padre le sigue costando mucho todavía. Ella sabe darme bien. Lo hace desde el papel de madre y después va entrando poco a poco en el mundo de la interpretación.