A sus casi 50 años, Bob Pop ha decidido mirar al pasado, escribir y reescribir su propia vida, y ponerla al servicio de la gente a través de una serie de televisión. Se llama Maricón perdido y llega este viernes 18 de julio a TNT con el estreno de sus tres primeros episodios (los tres capítulos finales podrán verse en la cadena tan solo una semana después). Este es el gran estreno del periodista como guionista, que ha contado con el respaldo de El Terrat de su admirado Andreu Buenafuente en la producción y desarrollo de la ficción.
¿Qué ha llevado a Bob Pop a lanzar una serie sobre su vida? "Las ganas de contarme y las ganas de hacer algo en un formato que me ofrecían y en el que yo no había trabajado: ser escritor en una nueva faceta. Yo me he contado en novelas, diarios, me he contado en la tele, en la radio... Me tocaba también contarme en una serie. Para mí, sobre todo, era un reto creativo", confiesa en palabras a ECOTEUVE.ES.
Bob Pop está interpretado por Carlos González en su adolescencia y por Gabriel Sánchez en su primera juventud. A ambos le acompaña una inconmensurable e inédita Candela Peña, que da vida a la peculiar madre del protagonista. "Ha sido precioso trabajar con Candela Peña", reconoce. "Trabajamos con la tranquilidad de que no estaba imitando a nadie. Mi madre es un personaje que yo he creado para esta serie, basándome en los recuerdos que tenía yo sobre cómo me hacía sentir. Candela ha hecho una preciosa lectura de mí para contarme a través del personaje de mi madre. Ha sido una gozada", afirma.
Bob Pop invisibiliza a su padre por "protección": "No quería volver a mirarle a la cara"
Por otro lado, Carlos Bardem interpreta a un autoritario, agresivo y desaprensivo padre, que no deja de invisibilizar a su hijo. Bob Pop decide, desde sus recursos narrativos, invisibilizarlo a él y no mostrar su rostro en ningún solo plano de la serie. "No hay venganza, lo que hay es protección. Yo me quería proteger de la mirada de mi padre. Quería hacer un borrado del patriarcado, que lo representaba él, y además, no tener que volver a mirarle a la cara, porque sabía que me iba a provocar dolor y no tenía ganas", confiesa.
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"No hay venganza, ni revancha", insiste en algo que, a pesar de la dureza de lo que le ocurre, no se palpa en ningún momento de la historia. "Mi padre murió y yo no fui a su entierro... y no fue por revancha. No fui por respeto a él, porque yo no sentía en ese momento lo que sentían todos los que iban a ir a despedirse de él. Así que, por eso, no quería tener que volvernos a mirar a la cara. Encima, yo estaba en superioridad de condiciones, porque yo estoy vivo. No me parecía justo que en esa mirada él no tuviera la posibilidad de réplica y por eso me parecía que lo mejor es que no tuviese rostro", admite.
En la ficción, Bob Pop aborda la violación que sufrió hace muchos años a manos de un desconocido mientras paseaba por el parque del Retiro de Madrid. El creador de Maricón Perdido desvela que todo el mundo fue "muy cuidadoso" para que aquello se sobrellevara de la mejor forma posible. "Además, en esta violación, es algo muy raro, pero hay un punto en el que yo salgo eufórico, porque creía que me iban a matar. Por eso, estar vivo me parecía un 'bonus point' maravilloso. Es una mierda y un horror, pero también quería trasladar a imágenes que no hay un solo modelo de dolor o de víctima. Hay muchas formas de pasar una situación traumática como distintos seres humanos somos", asegura.
"Buenafuente es un maestro y me ha dado voz y autoridad para hacer esta serie"
Finalmente, Bob Pop dedica unas palabras de agradecimiento hacia Andreu Buenafuente, sin el cual considera que nunca habría tenido la posibilidad de lanzar este proyecto. "Andreu Buenafuente es un maestro. En el último capítulo, yo les agradezco a mis maestros, Andreu, Almodóvar y Berto, haberme dado la posibilidad de tener voz y aprender a contar las cosas. Andreu aparece en mi vida en un momento en el que yo estoy muy perdido, a la vez que muy maricón, y me da un lugar", recuerda.
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"Me lo da por mí. Andreu es de las pocas personas que ve en mí lo que yo puedo llegar a ser. Cuando empecé a trabajar con él, me dijo una frase que me encanta: 'Yo te quiero cerca, aunque todavía no sé muy bien para qué'. Ese 'para qué' me permite estar a su lado e ir aprendiendo e ir cogiendo el código de la comedia, saber ritmos, todo lo que a mí me ha dado la posibilidad de tener una voz. Sobre todo, me ha dado autoridad y esa autoridad que me da Andreu me ha servido para hacer este ejercicio tan loco", concluye.