Cuenta Pablo Rivero que cuando recibió la primera llamada de Cuéntame cómo paso, allá por el año 2001, vivía con sus padres y estudiaba Comunicación Audiovisual y en una escuela de teatro. "Había hecho la serie Ciudad Sur, de Globomedia, en Antena 3 y Elena Arnao [directora de casting] llamó a mi repre para decirme que no me cortara el pelo porque estaban buscando un chico que se pareciera o que pudiera ser hijo de Imanol Arias o Ana Duato", asegura.
"Recuerdo ir hacer la prueba, vestido de los setenta y con muchos compañeros, algunos de ellos están triunfando ahora, pero estaba ahí en el casting. Es curioso", confiesa el intérprete en una conversación telefónica con ECOTEUVE.ES, en la que sus respuestas transmiten el cariño que tiene a la longeva serie de TVE: "Es un acto puro de amor, meses de tu vida, todos entregados para hacerlo lo mejor que podemos y no defraudar a la gente".
Lea también: Todas las claves de lo nuevo de 'Cuéntame': ¿qué le espera a cada miembro de la familia Alcántara?
Para Pablo, la temporada 21 "es una de las mejores para Toni Alcántara". Lo es por la "bomba" de la vuelta de Marta Altamira (Anna Allen), que provocará un triángulo con Deborah (Paloma Bloyd). "Marta Altamira ha sido la esencia que tiene Toni. Me hace mucha ilusión volver a trabajar con ella", reflexiona. Sobre el salto temporal al 2020, Rivero cuenta que pasaba "una hora y pico" para caracterizarse con 70 años: "Jesús, el peluquero, iba pelo a pelo con el pincel para que no quedara mazacote".
¿Qué pensó cuando recibió los guiones y vio que los Alcántara viajaban al futuro?
Algo tan actual me asustaba y, sin embargo, ahora cuando lo veo, creo que es un acierto porque al final la serie no se posiciona políticamente y ha ido a un sentimiento universal que es el aislamiento y la preocupación hacia nuestros mayores.
Este cambio de relato no ha convencido a todo el mundo. ¿Qué les diría a esos espectadores?
¿Sabes lo qué pasa? Que la serie evoluciona y cambia. Cuéntame cuenta la historia que arrancó en el 1969, pero también hemos dado saltos atemporales, pero nunca al futuro. Joaquín Oristrell hablaba de la urgencia de contar lo que estaba pasando y la pandemia ha sido algo histórico que nos ha cambiado como sociedad.
Hay series como Years and years que también dan esos saltos y yo creo que ha sido una manera de contar lo que estamos viviendo no machacona, pero dramáticamente está siendo interesante. A mi me está gustando, la verdad.
¿Cómo se ha visto envejecido?
Me veo bien (risas). Es muy divertido. El primer día de grabación tocó en la casa de los Alcántara ya en 2020 con la mayoría del reparto nuevo: Carlos Hipólito, Jan Cornet, Silvia Abascal... Realmente solo estábamos Ana y yo. Los equipos de maquillaje, peluquería y vestuario han hecho un trabajo muy bueno y yo me he tirado a la piscina. He entrado al trapo, es decir, ni lo he juzgado ni para bien ni para mal, me he dejado estar solamente con la energía que tendría Toni en esa edad y disfrutando mucho de trabajar con los actores nuevos.
El reencuentro con Marta Altamira nos dejó con ganas de más...
Va a ser una bomba. Cuando me dijeron que volvía Marta dije '¡toma ya!'. Al final hay personajes que son míticos y han marcado a los protagonistas, como era don Pablo para Antonio Alcántara, y Marta ha sido la esencia que tiene Toni. Más allá de eso, me hace mucha ilusión volver a trabajar con Anna y saber cómo estaba. Está siendo muy motivador.
¿Cómo ha cambiado Marta desde entonces?
El personaje viene muy fuerte, como siempre ha sido: una mujer muy independiente, muy lista... ahora viene muy relacionada con el entorno político y le va a proponer un nuevo cambio de aires a Antonio. Ahí entra un dilema muy fuerte porque la última vez que Toni había sabido algo de ella fue cuando se enteró que ella había sido confidente. Ella había cantado y había soltado a mucha gente que iba a contra del régimen. Eso Toni no lo perdona.

Supongo que generará problemas en su relación con Deborah, ¿no?
Sí, trae un triangulo con Deborah. A Toni le vuelve a traer otro tipo de ambición y búsqueda profesional que a la vez entra en conflicto con la vida familiar, que él quiere comerse el mundo, no sabe hacer las cosas a media tinta y eso le pasa factura en lo personal.
Cuénteme, ¿cómo fue ese encuentro con Anna Allen en San Genero?
Pues bien, es que hay gente que te da la sensación de que no ha pasado el tiempo. Anna y yo tenemos un sentido del humor muy parecido. Yo soy como el payaso del rodaje, el que está siempre arriba, haciendo coñas y Anna, a veces hay que pararla. Se agradece porque tiene muchas ganas. Luego, el personaje tiene aspectos muy complicados como sus textos larguísimos.
¿Cree que se fue muy duro con ella después de todo aquel lío con su carrera inventada en Hollywood?
Yo hay ciertos temas que siempre digo que para juzgar hay que tener todo muy limpio. ¿En las redes sociales, quién dice la verdad? No me creo que nadie diga la verdad en redes sociales, sinceramente. A mí me da la sensación de que, en general, nos encanta linchar y que pocas veces nos interesamos por saber.
Y luego pasa una cosa que es que cuando uno dice una cosa, el segundo la copia, el tercero la copia... y se va creando una pelota muy grande y ya da igual lo que haya ocurrido. No es por defenderla, pero es que a mí me da igual lo que haga la gente en su vida personal, es buena actriz, me encanta trabajar con ella y ojalá pueda hacerlo mucho más.
¿Cree que en estos tiempos, en los que la sociedad está tan polarizada, es mejor no exponer su opinión personal en las redes? De hecho, usted no tiene Twitter.
No tengo Twitter precisamente por eso, porque me parece que es a ver quien insulta más. Yo no tengo ninguna necesidad, me encanta estar informado, pero creo que la sobreexposición no es buena. Yo he dejado de seguir a actores de fuera y de aquí porque se me han caído mitos.
Siempre hay que mantener un misterio y una ambigüedad, que no sepan que puedas cambiar. Al final, siempre se hace una persecución por encorsetar a todo el mundo: 'Y este es la no se que, el otro no sé cuantos y este es muy pijo...'. Funcionamos así y yo creo que en los actores es un error.
Usted es conocido por toda España. ¿Cómo lleva la popularidad?
Llegué con 20 años a la serie, aunque aparentaba muchos menos. Lo llevo bien, tengo una vida muy tranquila y no tengo una exposición muy grande. Siempre he mantenido que si tú eres normal y te comportas de manera normal, la gente te trata de una manera normal. Tampoco es que yo sea un fenómeno de masas, ¿sabes? Creo que es una ventaja para dar a conocer mis libros y mis obras de teatro. Lo veo como una ventaja.

¿Qué supone Cuéntame cómo pasó en su carrera?
Es una suerte porque Cuéntame al final, no sé... es que yo no me canso. Cuando lo he hecho, he parado. Para mí es mantenerme siempre ejercitado, trabajar con mucha gente y con mucha exigencia. Fíjate en estos tiempos que corren, que se agradece hasta más el poder salir de casa y poder rodearte de gente que comparte el mismo amor, porque al final Cuéntame es un acto de puro amor, meses de tu vida, todos entregados para hacerlo lo mejor que podemos y no defraudar a la gente.
Luego, económicamente, poder vivir de tu profesión, siendo actor, es un privilegio. Además, me permite poder elegir y si estoy en un parón y me ofrecen algo que no me interesa o porque no estoy a la altura de lo que pienso, pues no lo hago. No tengo que hacer todo. Y es un privilegio porque me permite estar parado escribiendo.
Por cierto, ¿tiene alguna novela entre manos?
Sí, saco libro ahora en el primer trimestre del año, otra novela, pero no puedo decir el título. Es muy oscuro, un thriller, mi editorial dice que es un 3.0 tras No volveré a tener miedo [2017] y Penitencia [2020]. La trama es aun más enredada, muy yo, muy siniestro... hace referencia a algunos acontecimientos reales que sacudieron a toda la sociedad en 2014. Da bastante miedo.
Antes me ha dicho que cuando se ha cansado de la serie se ha ido, pero luego terminó volviendo. ¿Cree que Ricardo Gómez regresará algún día?
Eso se lo tienes que preguntar a Ricardo (risas).
¿Y a usted le gustaría?
¡Claro! Pero es como todo porque dices '¿le echas de menos?'. Es que yo hablo mucho con Ricardo por mensajes, así que no siento que he dejado de verle como sí ocurre con el espectador. Los rodajes van tan rápidos, con tramas independientes, que podríamos coincidir cada dos meses. Le podría echar más de menos en lo personal que en la ficción porque más allá del día que nos juntábamos en el salón Alcántara, poco más. Entonces, no lo sé, ojalá, ojalá. Claro. Bienvenido es, ya lo sabe.
Sin entrar en polémicas, me gustaría preguntarle por su opinión sobre el juicio de Imanol Arias y Ana Duato. ¿Qué me puede decir al respecto?
Me pasa un poco como con lo de Anna. Hay una cosa que se llama presunción de inocencia, así que hasta que no haya un juicio y no se sepa... Me hace mucha gracia leer en determinados medios la palabra 'condena'. Siempre hay intereses políticos, y de cadenas, y de rollos, y de mierdas... Cada vez que Cuéntame hace audiencia la respuesta es sacarlo. Yo les quiero mucho y espero que todo se aclare.