El éxito sorprendió a Jaime Lorente en La casa de papel, la serie española que ha dado la vuelta al mundo. A su papel de Denver siguió el de Nano, en Élite, también en Netflix. ¿La consecuencia? Una fama mundial que le hace reconocido allá donde haya una televisión y 15 millones de seguidores en Instagram.
No es fácil digerir ese golpe de exposición. "Yo pensaba que lo había gestionado bien pero es mentira", reconoce en una charla con ECOTEUVE.ES. "Hay que hacer mucho trabajo interno para no convertirte en un gran gilipollas", indica. "Tienes que saber cuál es tu oficio, qué hacer para mantener los pies en la tierra y trabajar mucho la humildad. Es complicado, porque es fácil que se te vaya la pinza".
El actor es el protagonista de El Cid, la serie de cinco capítulos que este viernes lanza en todo el mundo Amazon Prime Video. Ruy [El Cid] "me ha hecho más fuerte y me ha ayudado a admirar mis debilidades", afirma.
En 2021 llegará la última temporada de La casa de papel y el chorreo de nuevos proyectos que seguro no faltan a un actor de la proyección de Lorente. En el objetivo, eso sí, ya no está Hollywood. "Antes tenía mucho interés... ahora prefiero irme a casa con mi madre".
¿Cómo se enfrenta un actor a un personaje histórico como El Cid? ¿Se sentía condicionado?
La dificultad, para mí, era interpretar a un héroe reconocido por todos pero que, en realidad, no deja de ser un ser humano. Y creo que encontré el equilibrio entre el hombre y la leyenda.
¿Vio la película de Charlton Heston?
Sí, la vi cuando estudiaba en la escuela de arte dramático, hace unos 8 años. Para este proyecto no la volvía a ver. Dije: '¿Comparaciones con ese hombre? No, no' (risas).
¿Cómo lo ha hecho para dibujar el personaje de Ruy?
La única forma de construir un personaje era deconstruyendo la leyenda. El Cid fue un héroe a pesar de él mismo. Me formé sobre los acontecimientos, tuve mucha información, pero llegó un momento que decidí quitarme la mochila de lo histórico y opté por ponerle entraña, corazón y sangre. Apoyarme en lugares emocionales para que la gente se emocione viéndolo. Opté por darle un corazón muy sensible y un dolor muy profundo. El Cid vivió una vida que igual no fue la que quiso, con un dolor profundo de no encontrar su lugar, conseguirlo todo pero mirar para abajo y darse cuenta de que no hay nada. Me sentí identificado.
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Se trata de un Cid más mundano. ¿Qué rasgos en común podría tener en relación con la actualidad?
Yo quería que algún chaval en su casa se identificase con el personaje, porque El Cid era una persona normal. Tiene unos principios fortísimos y es alguien que nace sin privilegios y consigue muchas cosas a través del esfuerzo.
¿Qué le ha enseñado El Cid?
A nivel personal, que uno puede fallar y seguir siendo un héroe. Uno puede ser héroe de su vida a pesar de traicionarse todos los días, como yo me traiciono.
¿Qué le hubiera dicho al Cid?
He tenido muchas conversaciones con él. Me he cagado en su historia muchas veces, por los dolores de cabeza que me ha dado (risas). Este personaje me ha hecho fuerte, he admirado mis debilidades. No aceptarlas, sino admirarlas.
¿Se replanteó el papel en algún momento?
Cuando hice el casting y me cogieron, me entró la duda. Me daba pereza hacer un papel principal, porque la energía del protagonista es muy específica. Sin embargo, la gente del proyecto me convenció con una ilusión tremenda. Y menos mal, porque no me arrepiento.
¿Se plantea el salto a la meca del cine?
Antes tenía mucho interés, el ojo puesto... ahora, quiero irme a mi casa con mi madre (risas). Aquí se hacen cosas estupendas, si algún día me llaman, genial, pero yo quiero estar con los míos. He priorizado otras cosas.
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¿Cómo gestiona la fama tan brutal (La casa de papel, Élite...)?
Fatal. Yo pensaba que lo había gestionado bien pero es mentira. Te genera un estrés muy bestia, porque es un giro de 180 grados de repente, sin ningún tipo de preparación o pilar donde apoyarte. Yo sabía dónde residía mi compromiso con el oficio, pero no dónde residía mi compromiso con la exposición. Y de repente toda tu vida se ve envuelta en eso. Hay que hacer mucho trabajo interno para no convertirte en un gran gilipollas. Tienes que saber cuál es tu oficio, qué hacer para mantener los pies en la tierra y trabajar mucho la humildad. Es complicado, porque es fácil que se te vaya la pinza.
Denver, El Cid... ¿Tienes presión para elegir el próximo personaje?
Conforme más estoy trabajando, doy menos importancia al trabajo. He sufrido mucho, he sido muy exigente conmigo mismo, pero después de lo que estamos pasando yo quiero hacer cosas para disfrutar y para que la gente se entretenga y se olvide de lo que hay.
¿Qué supone dejar a Denver?
Es necesario y tengo ganas porque ha sido muy intenso. Ha supuesto un cambio brutal en mi vida pero tiene que terminar. Pasaré mi duelo, por supuesto, y estaré eternamente agradecido a ese papel.