Alba Flores cierra hoy un ciclo. En 2015, la actriz se unió al reparto de Vis a vis, una serie que, desde la televisión en abierto -se estrenó en Antena 3-, transformaría a partes iguales el sino de la ficción española y el de la propia carrera de la intérprete. Su buen hacer en la prisión de Cruz del Sur le valió para que Álex Pina [su creador] pensara en ella como una de las integrantes de la banda de La Casa de Papel, la serie con la que la joven se ha convertido en un fenómeno mundial.
"Yo he puesto punto y final este año a lo que ha sido mi vida laboral durante los últimos cinco años, tanto en La Casa de Papel como en Vis a vis. Estos cinco años empezaron con Vis a vis y han acabado con Vis a vis. Es la columna vertebral de lo que me ha pasado", declara a ECOTEUVE.ES Alba Flores, que regresa esta noche a El Oasis para su esperado desenlace en la serie que Globomedia (The Mediapro Studio) produce para Fox.
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La joven tendrá una pequeña participación en una secuencia clave en el final de la serie con la que se despedirá para siempre de Saray: "Soy una persona muy inquieta y estos últimos cinco años han estado muy bien, pero alargarlo más, en cualquiera de las dos series, igual habría sido una carga para mí", comenta la actriz, que reconoce que ha sido duro ambos tances. "He llorado las dos cosas muchísimo, porque había un adiós, pero estoy contenta con estar viviendo un momento de cambio".
Hay división de opiniones con El Oasis entre los fans más puristas de Vis a vis. ¿A usted le ha gustado?
Sí, a mí es que el ojo se me había cansado ya del gris y del amarillo. Esto es igual que lo que pasó en la segunda temporada, que de repente llegábamos a Marruecos y había algo como de relajo para la mente y para el ojo. Me ha gustado mucho ver a los personajes de Vis a vis en otro mundo más colorista, con espacios muy abiertos. Creo que El Oasis ha sido una oportunidad para ahondar en otro aspecto que tiene que ver con la serie original: esta vez lo que se pone de relieve es la cárcel interior más que la exterior. La cárcel de escapar de ti mismo. Con Zulema se cuenta mucho eso.
Y más allá de la trama, ¿cree que es coherente la evolución que han tenido los personajes?
De Zulema y Macarena, que son el hilo conductor, creo que sí que hacía falta un broche final. Ese broche podría haber sido en muchos contextos, en muchas historias y de muchas maneras. La trama que han decidido para el cierre creo que ha sido una licencia que se han permitido para ver a los personajes en un contexto muy diferente. Más allá del envoltorio, el conflicto y el desarrollo de los personajes, y esa tensión, ha seguido su curso. Ha seguido la historia que comenzó hace cinco temporadas.
¿Le hubiera gustado tener un personaje fijo en El Oasis, formando parte de la banda, o fue imposible por motivos de agenda?
No fue por agenda. Fue decisión de los guionistas. En ningún momento me hablaron de estar en la banda. A mí, a Alba, me hubiera encantado y me lo hubiera pasado muy bien. Pero es verdad que a Saray creo que le hubieran hecho un flaco favor al personaje. La razón por la que no forma parte de la banda es que en Vis a vis pudimos hacer un bonito arco que cuenta que las personas cambian. Haberla devuelto a un nuevo golpe era hacer que diera muchos pasos atrás. El conflicto habría sido: "He vuelto a delinquir, no me consigo reinsertar". Eso es muy gordo como para convertirlo en algo pequeño.
¿Ha sido Vis a vis un antes y un después en su carrera?
Por supuesto. Es un antes y un después también este momento colectivo y global que estamos viviendo, pero para mí particularmente, todavía más. Yo he puesto punto y final este año a lo que ha sido mi vida laboral durante los últimos cinco años, tanto en La Casa de Papel como en Vis a vis. Estos cinco años empezaron con Vis a vis y han acabado con Vis a vis. Es la columna vertebral de lo que me ha pasado. Luego es verdad que lo que ha hecho más músculo ha sido La casa de papel. Para mí es un vórtice en la vida ahora mismo. Fue un vórtice empezarlo y es un vórtice acabarlo.

¿Está preparada para despedirse al fin de la ficción?
Sí, estoy muy preparada. No es que esto haya pasado en contra de mi voluntad, todo lo contrario. Soy una persona muy inquieta y estos últimos cinco años han estado muy bien, pero alargarlo más, en cualquiera de las dos series, igual habría sido una carga para mí. Me gusta moverme, me gusta cambiar. No le tengo tanto cariño a la estabilidad como al aprendizaje, me gusta moverme a otros lugares. Ha sido fuerte y he llorado las dos cosas muchísimo, porque había un adiós, pero estoy contenta con estar viviendo un momento de cambio.
En esta línea, ¿se ve también haciendo una serie de comedia?
En cierta manera, creo que también he estado haciendo comedia durante todo este tiempo. Tanto en La Casa de Papel, como en Vis a vis, creo que he tocado todos los palos. ¡Hasta la tragedia griega! (Risas). Tonterías de actores. Un día en La Casa de Papel que con una escena decíamos Pedro [Alonso] y yo: "¡Esto es como Antígona y Creonte!". La interpretábamos como si fuese tragedia griega. Y en Vis a vis ha habido mucha comedia y de hacer el ganso en los documentales del patio, que me parecieron una genialidad desde el día uno. Ahora en mi vida no me interesa tanto el género, sino que la historia que se cuente sea interesante.
Haciendo balance de su paso por la serie, ¿qué es lo que más te ha gustado de su personaje y qué es lo que menos?
Lo que no me ha gustado lo tengo más claro y es que el personaje, en algunos momentos, ha caído en el estereotipo, en el cliché y en un concepto de la gitanidad que es muy limitado. Es lo que menos me ha gustado porque normalmente es lo que menos me gusta cuando aparecen personajes gitanos en al ficción. Pero lo tomo como un peaje que tenía que pagar en las primeras temporadas para luego poder hacer todo un desarrollo mucho más complejo, dándole más profundidad al personaje, y quitarle ese corsé del cliché.
En todo caso, estoy contenta con eso. Que después haya ido a La Casa de Papel, y que mi personaje no esté estereotipado, creo que ha sido un avance muy potente. Creo que hubiera sido imposible quitarle el cliché a Nairobi si antes no hubiera pasado por Saray. Y lo que más me gusta del personaje es que he vivido una libertad con ella... ¡Y eso que estaba en una cárcel! Pero he vivido una libertad de poder habitar en el impulso, sin filtros. En plan: tengo el impulso de pegarle a este una hostia y lo hago. Ha sido como habitar lo más instintivo. Me ha gustado mucho eso y poder hacer un arco de transformación que tuviera sentido. A veces, esto es muy difícil en televisión.
Ahora que ya se permiten hacer reuniones de hasta 15 personas. ¿Habéis pensado hacer una quedada para ver el último capítulo?
Pues no lo había pensado pero no es mala idea. Gracias. (Risas). Voy a plantearlo a ver si se puede. Lo que pasa es que Najwa no está al alcance.

Va a ser raro estar en un próximo proyecto en el que no coincidas con Najwa Nimri, ¿no?
En La Casa de Papel no estaba y entró más tarde también, así que nunca se sabe. Siempre puede entrar alguna en la serie de la otra. (Risas). Yo he estado muy cómoda y he aprendido mucho trabajando con Najwa todos estos años. Creo que todavía, como pareja artística, no hemos hecho todo lo que creo que podemos llegar a hacer. Me encantaría reencontrarme con ella en cualquier proyecto. Pero siento que tiene que ser un proyecto muy novedoso, no sólo para nosotros, sino también para el espectador.
¿El desenlace de la cuarta temporada de La Casa de Papel es su final definitivo en la serie o le podremos ver, como ha sucedido con Berlín, en algunos flashbacks?
Hoy por hoy no lo sé, pero no me extrañaría. Creo que La Casa de Papel ha hecho eso con todos los personajes. Hasta con Oslo, que no habla y volvió a salir en la última temporada. Creo que no sería raro.
¿Le gustó el final de Nairobi?
Uf, me pareció que ha sido duro. No me ha disgustado, claro que no. Pero sí que es fuerte y ha servido para contar algo que tiene que ver con la injusticia. Pero ha sido fuerte. A mí me sobrecoge si lo miro con distancia. Como lo he tenido que interpretar lo veo de otra manera, pero si lo veo con distancia digo: "¡Vaya palo!" Es cruel, pero era necesario para el voltaje de la serie y para darle un valor más personal a lo que están haciendo.