Javier Capitán fue uno de los rostros más populares de la televisión a principios de los 2000 gracias a El informal, un programa que marcó una etapa, no solo por ser el precursor de los informativos satíricos diarios, sino también por ser el primer formato en ocupar la franja del access prime time. "Si se hubiera hecho unos años más tarde, coincidiendo con las redes sociales, hubiera sido un fenómeno brutal", dice.
"Creo que tenía vida todavía", se resigna Capitán sobre la cancelación del programa en 2002. Mucha culpa de ello lo tuvo el boom de la primera edición de OT y sus resúmenes en La 2. Después de presentar varios concursos, la tele no volvió a llamar a su puerta... hasta ahora. FDF le ha rescatado en ¡Toma Salami!, donde pone su voz.
"A veces, se prescinde con demasiada celeridad de gente que podría tener mucho que dar. Pero también es ley de vida", reflexiona a ECOTEUVE.ES. La capacidad de comunicar no se pierde con los años. Además, también recuerda cómo fue el primer casting de Patricia Conde.
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Vuelve a la televisión con ¡Toma Salami! ¿Cómo fue esa llamada de Mediaset?
Me llamó una persona con la que yo he colaborado con El informal y que ahora es uno de los responsables de este programa. Me comentó que había proyecto y la verdad que nunca había hecho de narrador de voz en off y por eso les dije que sí.
¿Qué ven los espectadores en este formato?
Se hace un repaso de los programas de Telecinco en sus casi 30 años de historia. De lo que se trata es elegir un late motiv en cada emisión y, a partir de ahí, ofrecer situaciones que han sucedido con ese contrapunto humorístico.
De todos los programas que se recuerdan, ¿tiene especial cariño a alguno de ellos?
El informal porque, al fin y al cabo, es tu programa. Todos hemos disfrutado mucho de los formatos de la cadena. Recuerdo el primer Gran Hermano, que fue un fenómeno social brutal. Arrasó prácticamente con todo y también me acuerdo de Crónicas Marcianas de Xavier Sardà.
Telecinco ha ido cambiando a lo largo de la historia. Todos nos acordamos de las Mamma Chicho, y ahora es una cadena que tiene una oferta muy determinada y que se retroalimenta con sus contenidos en toda la parrilla.
¿La televisión antes era más original?
El problema es que hoy la televisión es mucho más que los dos canales más vistos. Tenemos que hablar de la oferta de entretenimiento audiovisual. La creatividad encuentra otros soportes donde es más fácil asumir el riesgo de hacer cosas, ya que por la presión de las audiencias, un directivo de la cadena se lo piensa dos veces. Vamos a ir asistiendo, cada vez más, a formatos online.
Después de tantos años alejado de la televisión, ¿es difícil regresar a la primera línea?
Para uno, no. Tenemos la profesionalidad y la capacidad de adaptarnos al medio. Lo que pasa es que ahora se apuesta por un relevo generacional. A veces, se prescinde con demasiada celeridad de gente que podría tener mucho que dar. Pero también es ley de vida. La capacidad de comunicar no se pierde con los años.
¿La gente joven tiene más opciones de hacerse hueco?
Es posible, por ese componente de buscar nuevos rostros. En otros países, vemos cómo la veteranía es un grado y a edades muy avanzadas siguen siendo un pilar fundamental de las cadenas.
¿Ha recibido alguna llamada de alguna cadena para que usted regresara a la televisión en los últimos años?
No, la verdad es que hace tiempo que no me llaman para algún proyecto.
¿Cómo es su vida alejada de las cámaras?
Me he dedicado a la radio, que es un medio que nunca he abandonado, excepto un paréntesis de dos años. Además, hago otras cosas de asesoría de comunicación formando a conferenciantes.
Vayamos con El informal. Los más jóvenes no recordarán que una temporada se emitió desde un local con el público detrás del cristal del escaparate...
Correcto. La primera temporada se hizo en Madrid y la segunda, en Alcobendas. Luego ya pasamos a plató y cambió el asunto. Para nosotros, hacer un programa fuera de Telecinco era un hándicap que nos obligaba a trasladarnos y hasta en alguna ocasión Flo [Florentino Fernández] no llegó al inicio del programa por el tráfico a pesar que nos movíamos en moto (risas).

¿Se siente pionero de los informativos satíricos diarios?
Yo creo que fuimos pioneros en ocupar la franja del access prime time y, por otra parte, también fuimos pioneros en el tratamiento de la actualidad desde la óptica del humor.
¿Cree que funcionaría en la actualidad?
No lo sé. El informal fue un programa que si se hubiera hecho unos años después con las redes sociales, habría sido un fenómeno brutal. Por entonces, no había redes y el programa generaba un montón de vídeos. ¿Volver a hacer El informal? Volver a reunir tanto talento, y no solo los rostros visibles, es muy difícil.
El programa se canceló en 2002. ¿Se podría haber evitado de alguna forma?
El informal tenía vida todavía. Tuvo un pequeño bache de audiencia al final porque en esos últimos meses competíamos con el resumen de la primera edición de OT, que se emitía en La 2 y que hacía en unos picos del 20%, algo inusual totalmente. Pero las decisiones de las cadenas hay que respetarlas y siempre tienen sus razones para hacer lo que hacen.
¿A Patricia Conde ya le auguró el éxito en su carrera televisiva?
Patricia nace del casting que hacemos para sustituir a Inma del Moral cuando se fue. Fue una prueba con muchísima gente. Yo vi algo en ella que dije 'si tira por ahí, a lo mejor tenemos un personaje'. Y, efectivamente, así fue. Esa mezcla de natural, desenfado, que dice la mayor burrada con una cara de ángel le ha dado un largo recorrido en televisión y lo seguirá teniendo.
¿A Felisuco ya le veía vena política?
Siempre ha sido un tío preocupado por el mundo en el que vive y, al final, optó por entrar en política, que yo creo que es una opción interesante. Me imagino que en algún momento lo dejará y que se ha tomado la política como algo transitorio. Está bien comprometerse con la sociedad e intentar aportar algo. Nunca pensé que veríamos a Felisuco en el Congreso de los Diputados como diputado en lugar de reportero.
¿Y si a usted se lo propusiera algún partido político, aceptaría el reto?
A mí la política siempre me ha interesado pero, de momento, nunca me he planteado hacerlo. Vete a saber, lo mismo me da un arrebato y me pongo a ello. El discurso político actual es perezoso: mucha frase hecha y poco fondo. Vivimos un momento que sería de agradecer entrar en las cuestiones de fondo más que en este juego en el que estamos instalados.
