"Gonzo el mejor reportero de este país". Así le presenta Carmen Aguilera, la directora de El intermedio. El periodista, en colaboración con Save The Childen, pone voz a las caravanas migrantes que se dirigen a EE.UU. en el documental Detrás del muro, que emite este martes La Sexta (22.30).
Una faceta que difiere mucho de lo que hace en el programa de Wyoming, cuyo papel es apretar las tuercas a los políticos. En este sentido, Gonzo se muestra crítico con el papel que están teniendo los medios con Vox: "No lo estamos haciendo bien, ni tampoco lo hicimos con Podemos. Es el niño nuevo del cole y todos le prestamos atención", dice a ECOTEUVE.ES.
El reportero pone en valor El intermedio: "No hay otro programa en la televisión así", dice, aunque reconoce la "responsabilidad" que conlleva. Por otra parte, es rotundo al valorar el archivo , por parte de la Fiscalía, de la denuncia a su compañero Dani Mateo por sonarse la nariz con la bandera de España: "Fue un puto circo y ahora se ha demostrado que no hubo puto circo".
De hablar con migrantes a perseguir a los políticos en El intermedio. ¿Cómo se cambia el chip tan rápido?
Mira, cuando volví a España, Carmen me dijo que me tomara libre unos días y yo me negué porque quería recuperar la rutina. Quería volver al barro. Después de estar allí, hacer una carrera detrás de Zoido... ¡Ostras!
Ha sido una oportunidad, pero yo sigo siendo reportero de El intermedio. Ojalá algún día solo me pueda dedicar a hacer esto porque me motiva mucho y soy muy feliz. Pero el trabajo del periodista es así: un día estás en Totalán esperando a que saquen a un niño de un pozo y al otro, en Sevilla viendo cómo invisten a su nuevo presidente.
¿Ha sido difícil desconectar de lo que ha vivido de primera mano?
Sí, ha sido complicado porque me he implicado personalmente. Lo diferente de este reportaje al resto es el idioma. En España hay mucha relación social y lazos estrechos con Latinoamérica y estas historias no son ajenas al español.
Pero su papel no deja de ser un mero observador que solo puede contar lo que allí sucede. ¿Cómo se afronta esto?
Eso lo aprendí la primera vez que fui a un sitio así, que fue en los campamentos del Sahara. La gente me pedía por favor mi teléfono y mi mail; ellos te toman como la gran esperanza de su vida, pero no puedes atender a todo el mundo.
Entonces dices: yo voy a hacer mi trabajo, no voy a generar unas expectativas que no voy a poder cumplir y luego me voy a sentir culpable. Directamente te lo dicen: '¿Me puedes llevar a España?' Se te cae el alma a los pies, pero tú les tienes que decir que no y que lo único que puedes llevar a España es su historia.
¿Cómo valora que La Sexta apueste por este tipo de formatos en prime time?
Si yo no trabajase en La Sexta, yo no me hubiera ido a hacer esto. Si fuera otra cadena, lo más seguro es que no se emitiese. Tú te vas porque sabes que merece la pena el esfuerzo. Siento orgullo y agradecimiento máximo.
¿Cómo valora el tratamiento que están teniendo con Vox?
Vox tiene todo el derecho del mundo que los medios le den voz, pero los periodistas tenemos la obligación a decir que lo que dice es verdad o es mentira. Creo que los medios no lo estamos haciendo bien con Vox, tampoco se hizo bien en su día con Podemos.
El ejemplo lo tenemos en el Parlamento andaluz. Te lo decían los mismos trabajadores: '¡Quillo, menudo circo, ¡esto no se ha visto en la vida!' Y no era porque llegaba el PP por primera vez a la Junta. Si fuera así, hubiésemos estado la mitad. Era porque entraba Vox. Es así, es el niño nuevo del cole y todos le prestamos atención.
¿Y cómo se puede hacer frente?
No es fácil. Habría que contradecir el mensaje de Vox hablando con las mujeres maltratadas y con todo aquello que ellos ponen en duda: sentarse con un cazador y preguntarle: '¿Usted siente que su hobby está amenazado?'. Porque, según el partido de Abascal, la caza, el toro y el flamenco están tiritando.
¿Está cumpliendo su sueño americano en El intermedio?
Sí, El intermedio es brutal. En la televisión no hay un espacio así. Hablo desde mi sueño y mi perfil. No me veo capacitado para hacer otras cosas. Llevo ocho años haciendo lo que me gusta y con total libertad. También influye su repercusión y el poder trabajar con Wyoming y ser dirigido por Carmen Aguilera. Es una escuela brutal.
Y también un programa que escuece. ¿Cuál es la mejor recompensa?
La mejor recompensa es que la gente por la calle te dé las gracias por lo que hacemos y que El intermedio es su ventana al mundo. Es muy reconfortante aunque también es una carga de responsabilidad que a mí me presiona mucho.
La semana pasada se archivó la causa contra su compañero Dani Mateo por sonarse la bandera con la nariz. ¿Qué opina de todo esto?
La Fiscalía ha demostrado que la polémica era inventada completamente. Por lo tanto, yo no voy a hablar de Dani Mateo ni la bandera, que hablen aquellos que convirtieron un gag de televisión y un puto sketch en una polémica nacional. Es que es un gag más de El intermedio. Fue un puto circo y ahora se ha demostrado que no hubo puto circo.
¿Cuáles son los límites del humor?
Yo no soy cómico y creo que soy la persona menos indicada para debatir de eso. Los límites de la libertad de expresión son muy claros y están en la Constitución Española. No hay más. La interpretación de eso, lo hacen los Jueces. Si alguien se siente ofendido por un comentario en un medio público tiene todo el derecho a denunciar. El intermedio nunca ha tenido una condena.