Ona Carbonell se ha desenvuelto como pez en el agua en los fogones de MasterChef Celebrity. Horas después de que TVE emitiera la final -se grabó hace unos meses-, su flamante ganadora atiende la llamada de ECOTEUVE.ES. "A Paz Vega la admiro mucho como persona y me parece una crack", dice de su rival en la última prueba.
Para ello, la nadadora de natación sincronizada preparó un espectacular menú inspirado en el agua y que muchos pusieron en duda por el simple hecho de haberse preparado en el Celler de Can Roca previamente. "El menú lo inventé yo y lo practiqué cinco veces antes de la final", reivindica.
Ahora, Ona no piensa más allá de su séptimo Mundial, que se celebrará en Corea el próximo julio. No tiene pensado si en un futuro, se dedicará a la televisión o si abrirá su propio restaurante. Lo que sí ha conseguido gracias al talent es quitarse el miedo a las cámaras: "Al principio, me daban miedo".
Enhorabuena, ¿cómo estás?
Estoy muy contenta, ilusionada y disfrutándolo. Ha sido una experiencia maravillosa y yo he intentado vivirlo al máximo.
El programa se grabó antes del verano. ¿Te ha costado mantenerlo en secreto?
No me ha costado tanto lo de ganar, sí contar todas las experiencias que he tenido con Santiago Segura, Paz Vega... Pero no podía contar nada a nadie.
Tras Miguel Ángel Muñoz y Saúl Craviotto, has sido la primera mujer en ganar el Celebrity...
Ya, Paz Vega y yo decíamos que era muy guay haber llegado dos mujeres hasta la final. La admiro mucho como persona, me parece una crack y una rival súper fuerte, que podía haber ganado perfectamente.
Hace unas fechas, Samanta publicó una foto contigo y Jordi Cruz y muchos señalaron que fue un spoiler. ¿Estabais celebrando tu victoria?
No (risas). Ambos habían quedado, me enteré y me pasé por allí una hora porque entrenaba muy pronto al día siguiente. Justo coincidió que era el cumpleaños de Eva González y quisieron celebrarlo mandándola un vídeo. Y colgamos la foto. Yo entiendo que estando cerca de la final... Jordi y Samanta me dijeron que todos los años pasaba igual.
Has competido en todos los duelos de eliminación. ¿Ha sido el triunfo de la constancia?
Sí. Empecé bastante pez porque después del casting solo practiqué un mes y medio y, antes nada de nada. Allí aprendes mucho y, lo bueno de las eliminaciones, es que son un cocinado más que haces y con el que aprendes un poco más. Lo que pasa que también influyen los nervios.
¿Cómo surgió el menú de la final?
El menú lo inventé yo y lo practiqué yo. Lo que pasa que con todos los emplatados que he visto, tú vas cogiendo ideas. Yo tenía muy claro que tenía que estar inspirado en el agua y quería hacer algo con verduras. Pues hice un consomé de verduras poniendo en práctica lo de la suspensión de la ingravidez.
Luego, las envidias me dieron mucho miedo porque nunca había trabajado con ella y pensé, si pudiera hacer algo como hacemos nosotras debajo del agua... Y me atreví a hacerlo. Y el postre, entre lo que habíamos hecho en las pruebas de MasterChef con el isomalt, que era como una asignatura pendiente, más lo que habíamos aprendido del nitrógeno, intenté representar las texturas del agua.
¿Cuántas veces lo ensayaste?
Antes de la final lo practiqué como cinco veces. Y luego en casa y donde podía, ensayé un montón el isomalt y las esferificaciones. Practiqué varias cosas que no me salían.
¿A quiénes te llevas del concurso?
Mario Vaquerizo ha sido un apoyo muy grande porque me ha ayudado mucho y me parece una persona muy educada, respetuosa, detallista y cariñosa; con Boris estoy aprendiendo más que en el colegio; Paz es maravillosa; Santiago me parece un crack, es súper rápido mentalmente y con Dafne me llevo muy bien.
¿Dónde os reunisteis para ver la emisión de la final?
Nos juntamos en casa de Macarena [CEO de Shine Iberia]. Fue muy guay porque pudimos quedar todos excepto Xuso Jones, que tenía un concierto, y María Castro. Viendo el programa te enteras de cosas que no has visto porque estás concentrada en el cocinado. La final quedaba muy lejana y nos pasamos tres horas muy nerviosos.
¿Y te tocó hacer la cena como ganadora?
No, no (risas), pero creo que estas Navidades algo me tocará.
¿Han hecho las paces Antonia Dell'Atte y Carmen Lomana?
Sí, si se llevan muy bien. Es que al final son tensiones que son normales porque el programa nos lleva fuera de la zona de confort y hay muchos nervios.
¿Cómo has llevado las polémicas que ha protagonizado Antonia?
Yo es que estaba tan concentrada que no me enteraba ni de la mitad. Yo he llorado, me he reído... Me han pasado muchas cosas porque, al final, la impotencia de que no te salgan las cosas o la ilusión de que sí te salga algo, cada uno lo expresa como puede. De hecho, lo mejor de esta experiencia ha sido los amigos que he sacado.
¿Cuál ha sido tu mejor plato?
Del que más orgullosa me siento fue el de la casquería con un brazo. Cuando abrí el sobre, casi me desmayo. Pelar los ajos, la cebolla, todo... fue duro.
Pese a ser medallista olímpico, Saúl Craviotto decía el año pasado que gracias a MasterChef se le conocía más. ¿Te está pasando lo mismo?
También. Si es que la natación sincronizada es un deporte emergente y que sale de forma puntual en unos JJ.OO. si ganas. Y yo, además, que vamos con la pinza en la nariz, la gelatina en el pelo, la gente no me conocía mucho. Ahora sí que lo he experimentado.
¿Vas a compaginar la piscina con los fogones?, ¿vas a seguir cocinando?
Ahora me voy a centrar en prepararme bien el Mundial de Corea de julio. En casa sí cocino, pero no lo que habéis visto en MasterChef, porque no tengo tiempo ni para ir a comprar por los entrenamientos. Sí es verdad que he aprendido mucho sobre los alimentos.
En un futuro, ¿tienes pensando abrir un restaurante?
No lo sé. De momento quiero darlo todo en mi séptimo Mundial, pero nunca había pensado en ponerme a cocinar.
¿Te ves en la televisión?
Al principio, me daba mucho miedo las cámaras y tenía mucho respeto a los concursantes porque tienen muchas tablas. Con el tiempo, he ido aprendiendo de los totales y me ha hecho mostrar mi parte más íntima.