Lo primero que se viene a la cabeza antes de hablar con un tipo que es capaz de meterse de lleno en la Camorra italiana o ser recibido por una banda de secuestradores en Venezuela es que está totalmente loco. Sin embargo, David Beriain es solo un periodista que quiere contar historias aunque sabe que existe "la posibilidad" de que un día llamen a su casa para informar que no va a volver nunca más.
Clandestino regresa este miércoles a DMAX con seis reportajes en los que Beriain viajará a Venezuela, Albania y Colombia, entre otros lugares. "Todo el mundo tiene una historia que contar", responde Beriain a la "pregunta del millón": ¿por qué estos criminales aceptan ser entrevistados?.
Una realidad que la gente conoce por series como Narcos o Gomorra, a las que califica como "fantásticas". Eso sí, para este atrevido periodista, que no busca que le digan cuánto de enormes sean sus genitales, afirma que aun no ha visto la serie "que capte la intensidad de lo que he vivido".
¿Qué representa el miedo en su vida?
Algo necesario. Yo lo reivindico mucho. El miedo es el mecanismo que tiene el cuerpo para decirte que no deberías estar ahí. Pienso que el día que no tenga miedo dejaré de vivir. Es más, me rodeo de gente con miedo porque eso significa que saben que tiene cosas que perder. Yo tengo muchas cosas que perder, tengo una familia que no quiero que sufra y todos tenemos que saber que esto no es juego.
¿Su familia sufre?
Tengo la gran suerte de que las personas que me han querido lo han hecho de la forma más bonita, difícil y radical que existe: libre. Aceptan con la posibilidad de que un día suene el teléfono y le digan que David no va a volver. Es una realidad y la experiencia nos muestra que ha habido compañeros de este país que no han vuelto.
¿Cómo se define?
Yo no soy duro, nunca lo he sido. Soy terco. Es importante desactivar los estereotipos de esta profesión y, normalmente, la conclusión suele ser 'vaya huevos que tiene' el periodista. No. Lo que importa son las historias de los demás, nosotros solo somos transmisores. Que asuma más o menos riesgo es una circunstancia y, en mi caso, me lo tomo como una resolución de una ecuación: ¿cuánto riesgo voy a asumir y cuánto testimonio voy a recabar? Mi trabajo es maximizar lo segundo y eliminar lo primero porque yo no estoy aquí para probarme a mí mismo ni nada de los demás, solo quiero contar la realidad de otros.
¿Cuál es el proceso de la puesta en marcha de un reportaje?
Clandestino es un programa de un equipo de 25 personas y yo solo soy la cara que sale en televisión. Un documental nuestro es una carrera de obstáculos en la que te vas a estampar tantas veces que la única forma de llegar al final es estar enamorado de las historias. Y cuando lo hemos hecho y queremos saber de sus protagonistas empieza un proceso muy largo en el que podemos emplear hasta un año entero.
¿Y cómo se convence a un narco para que de su testimonio delante de una cámara?
Necesitamos de gente local que trabaja con nosotros para construir una historia. Son personas que se tienen que fiar mucho de ti porque luego ellos son los que pueden pagar las consecuencias de forma más rápida. Yo lo que pido a los productores es que me consigan un encuentro previo sin cámaras para contarles quiénes somos y contarles por qué queremos hablar con ellos.
Y el tipo contesta: 'Me da igual. Tú estás aquí porque yo me fío de esta persona que te ha traído. Si tú la cagas, yo a él lo voy a matar. Esto no es un juego, periodista'. Así pues, el productor local se tiene que fiar mucho de ti para ponerse en esa situación y tú tienes que tener mucha confianza en lo que vas a hacer.
¿Y por qué cree que aceptan?
Porque todo el mundo tiene una historia que contar y quiere contarla, pero lo hará en la medida que sienta que tiene delante a alguien verdaderamente preparado y no siempre es así.
De las próximas seis entregas, ¿cuál ha sido el momento de más tensión?
Ha habido algunos que nos hubiera gustado no vivirlos. Prefiero hablar de momentos interesantes. En Venezuela, por ejemplo, uno de los grupos de secuestradores eran policías en activo que cobra lo equivalente a un euro al mes. Hay una ley que dice que no pueden dejar el país ni pedir bajas de servicio bajo amenaza de traición. Entonces me dicen: '¿Cómo doy de comer a mi hijo? Voy a robar, a matar o a secuestrar porque mi hijo es lo primero.
Además, cuando fuimos a la cárcel nos recibieron con granadas de mano, fusiles... Tienen totalmente el control, entran y salen cuando quieren. Además, la posibilidad de traer la serie por primera vez a Europa y estar con la Camorra en Nápoles o con la mafia albanesa.
Narcos, Gomorra... ¿La ficción refleja o distorsiona la realidad?
Hay series fantásticas. Lo que ocurre es que la realidad y la ficción se retroalimentan, es decir la serie intentan parecerse a la realidad, pero las nuevas generaciones de 'camorristas' intentan hacerlo con Gomorra, hasta el punto que en Nápoles ya dicen que son 'gomorristas'. Yo he entrevistado a gente del cartel de Sinaloa por el tráfico de armas y detrás tienen un cuadro de Tony Montana en Scarface. Pero aun no he visto una serie que capte la intensidad de lo que he vivido.
¿Cuál es su relación con DMAX?
Tengo un privilegio de tener un programa que tiene el tiempo, los recursos, la libertad y el cariño por parte de la cadena. Discovery es el lugar donde por fin he podido llevar a cabo el periodismo tal y como yo lo entendía. No sé cuanto tiempo será mi casa, pero me van a tener que echar con lejía porque realmente estoy muy contento.
¿Le han llegado ofertas de otras televisiones?
Tampoco es que me ofrezcan cosas todos los días, aunque sí ha habido gente que me ha preguntado. Seguramente, yo soy un tipo felizmente casado y supongo que la gente no ve por dónde entrarme.
¿El programa podría encajar en una cadena generalista?
Sí. Creemos que el programa es muy interesante, es periodismo al 100% y también se vive como un viaje fascinante hacia una realidad. No tiene nada que envidiar a otros programas de géneros de entretenimiento. En Clandestino hay drama y thriller.