Se acabó el culebrón de Eurovisión 2019. Israel, ganador del concurso en 2018, celebrará el festival, como es tradición, del próximo año. La sede será Tel Aviv y no Jerusalén. Se evita así el conflicto político que se avecinaba.
Las semifinales de la competición tendrán lugar el 14 y 16 de mayo y la final el 18 del mismo mes. Además de Tel Aviv, Israel había propuesto dos sedes para el festival: Eilat y Jerusalén, ciudad esta última que ya lo acogió en 1979 y 1999.
Según el supervisor ejecutivo del concurso, Jon Ola Sand, citado en el comunicado de la EBU, las tres propuestas "eran ejemplares".
"Pero al final decidimos que Tel Aviv ofrece la mejor instalación para el evento de música en directo más grande del mundo", agregó, para declararse contento de llevar el festival "a una ciudad completamente nueva", que lo albergará por vez primera.
El escenario será en el centro de convenciones internacional de la Expo Tel Aviv.
Frank-Dieter Freiling, presidente del comité directivo del Concurso de Canciones Eurovisión, el organismo encargado de seleccionar la sede, dijo que esperan "recibir esta semana garantías" del Gobierno israelí "en lo que atañe a seguridad (y), acceso de todos los que quieran participar".
También espera que el Ejecutivo garantice la libertad de expresión y asegure "que el concurso tendrá una naturaleza no política", dijo.
"Estas garantías son imprescindibles para que avancemos con la planificación del evento y para mantener los valores de diversidad e inclusividad del concurso", agregó.