Hace 20 años Boris Izaguirre se convirtió en uno de los personajes más famosos de la televisión en España. Al lado de Xavier Sardá creció como uno de los pilares indiscutibles de Crónicas Marcianas. Para unos fue su descaro y frivolidad lo que hizo que su popularidad se disparase. Para otros, triunfó gracias a su inteligencia y rapidez mental.
ECOTEUVE.ES habla con el presentador en plena promoción de su última novela, Tiempos de tormenta (Planeta), justo antes de regresar a EEUU, donde trabaja para Telemundo.
La televisión española no parece entrar en sus planes inmediatos. Dijo que Crónicas Marcianas regresaría cuando las hombreras volvieran a ponerse de moda. Pero ese momento no llega. "Las mujeres ya no las necesitan".
'Tiempos de tormenta' es un título muy apropiado para la época que vivimos.
Estamos en un tiempo donde todo lo que ocurre es como muy importante. Yo tengo una visión positiva del rol que están jugando los jóvenes porque están generando un cambio social.
Todo el movimiento Me too no habría sucedido si no reacciona una generación que ha decidido no aguantar más. También los jóvenes están pidiendo el control sobre las armas en EEUU. Me encanta haber inseminado algo en esta generación tan social y que lucha por el bienestar de la comunidad.
¿Le da envidia no pertenecer a esa generación que es más libre y desprejuiciada?
No, porque yo siempre he disfrutado mucho de ser como soy. Mi problema ha sido enfrentarme a gente que no estaba de acuerdo o que envidiaba eso. He disfrutado mucho.
¿Cómo lo consiguió hacer?
Tuve una gran suerte, que fue mi mamá. La novela es dura y creo que puede servir de referencia y de ayuda a muchas personas que no han podido tener esa felicidad y se han dejado llevar por la tormenta.
¿Se sientes mejor después de escribir un libro tan personal?
Me siento en paz y más positivo que cuando la empecé, que estaba atormentado. Ahora estoy viviendo una época con más luz y menos nubarrones. Aunque yo siempre digo que cuando acaba una tormenta no llega la calma, sino que llega otra tormenta.
¿Cómo cree que influyó cuando triunfó en la televisión en España?
Es mejor no ser consciente de esas cosas. Ahora estoy haciendo televisión en EEUU dentro del universo latino, que es como un país dentro de un país. Y está siendo increíble porque ahora soy la referencia de una persona europea, porque toda mi carrera la he desarrollado en España. Ven alguien culto que también puede representar a los latinos en EEUU, que habitualmente son representados de otra manera de forma injusta. Es una responsabilidad para mí. Y es la primera vez que me siento así.
En España estaba tan fascinado en ser alguien completamente nuevo -cuando llegué no era nadie- y eso me hacía ser más libre. Me sentía que estaba naciendo todo el tiempo y por eso no puedo calibrar mi importancia.
¿No cree que más allá de la imagen frívola también transmitía ser alguien inteligente y rápido?
Ha sido un error en mi vida pasar demasiado tiempo intentando ser guapo cuando mi verdadero atractivo es mi cerebro. Me he equivocado muchísimo, he perdido el tiempo. Quería las dos cosas.
¿Cree que abrió la mente a muchos espectadores?
Y a otros presentadores gays. He hecho un gran favor a muchos compañeros cuando vieron que yo lo podía hacer.
Dijo que 'Crónicas marcianas' regresaría cuando volvieran las hombreras. Pero no vuelven...
Lo dije el último día de Crónicas, cuando nos entrevistaron para el informativo. Pero las hombreras no vuelven. Es muy difícil. Me da pena, pero ahora las mujeres como que no las necesitan...
¿Sería imposible hacer hoy 'Crónicas marcianas'? ¿No cree que les llevarían presos?
No lo sé. Esa es la magia de Crónicas, que alguien se haga esa pregunta. Yo creo que la televisión se ha acostumbrado mucho al teleprompter, que no deja de ser una vigilancia. Si dices todo lo que pone, estás repitiendo algo que ha sido escrito y no dejas espacio para la improvisación.
¿Falta improvisación o locura en televisión?
La televisión es fantástica porque siempre es el reflejo casi más auténtico de la sociedad. Si estás en una dictadura, eso se refleja en la televisión. Y si estás en una democracia, la televisión será muy distinta. Y si estás en una sociedad que se asombra, que es viva, espectacularmente creativa y apasionada como la española, la televisión es igual. Yo ahora hago una televisión muy norteamericana, más vigilante.
¿La televisión española es más libre?
Absolutamente. Siempre que hablo con gente me dice que los programas o series que ve son españoles. La televisión española es imitada constantemente, es la referencia.
¿A qué está enganchado en televisión?
Al asesinato de Gianni Versace. Lamento mucho el doblaje porque se pierde la voz increíble que ha encontrado Penlélope [Cruz] para hacer Donatella. Estoy enganchadísimo.
¿Volvería a la televisión de España concursando en un programa como Masterchef?
Me parecería un reto, aunque yo no soy muy de retos, yo me veo más en lo práctico.
¿Se lo han propuesto?
No. Tengo muchos amigos en esa productora, adoro a Macarena Rey, que es brillante y ha cambiado la parrilla de la televisión con sus programas.