Desde que salió de la academia de OT hace más de 12 años, Soraya Arnelas dirige su carrera profesional igual que contesta a las preguntas: firme, no duda. "Hay muchos artistas que tienen miedo a mostrar su personalidad", dice a ECOTEUVE.ES. "El respeto hay que ganárselo" y ella explica que lo ha conseguido después de dar "algún puñetazo en la mesa" que no pudo soltar cuando representó a España en Eurovisión. Le duele ver su paso por el escenario de Moscú pero sigue defendiendo el festival -"quienes lo critican son unos rancios"- y augura éxitos para Alfred y Amaia en Lisboa.
Soraya ha seguido OT como una espectadora más: "España entera se ha enamorado de la naturalidad de los concursantes". Apuesta por Amaia como ganadora, ve con futuro a Ana Guerra y echa de menos a Raoul en la final. De Cepeda lamenta que no se haya mostrado más: "No ha aprovechado su oportunidad".
Arnelas ha publicado recientemente el tema Qué bonito, sintonía de la copa del Rey de la ACB. Para 2019 tendrá nuevo álbum y acaba de estrenarse como actriz en la película La bola dorada. "Las oportunidades hay que crearlas y no esperar a que lleguen".
¿Cómo te has sentido en este debut en el cine?
Me apetecía mucho hacer ficción, experimentar cosas nuevas, seguir aprendiendo… pero no me voy a dedicar al cine, esto es algo muy bonito que he hecho de forma puntual.
Es una película familiar, pero aborda un tema muy sensible como el bullying.
Yo doy vida a la madre de la niña protagonista y soy profesora de un colegio donde también acude mi hija. Ella sufre acoso y se refugia en una serie que ve todos los sábados. Empieza a vivir una serie de aventuras con los protagonistas de esa serie. Es una película que tiene muchos valores, trata el tema del bullying... es muy bonita para disfrutarla en familia, reírse… pero también concienciarse.
¿Es importante que una película familiar trate ese tema?
Y tanto. Hay que concienciar, no solo a los niños, también a sus padres para que hablen con sus hijos y les cuenten lo que ocurre en clase.
¿Cómo fue tu infancia? ¿Sufriste acoso?
N, no, no me tenían apartada.
¿Qué tipo de niña eras?
De las empollonas. Me sentaba siempre en primera fila delante del profesor. Cogía todos los apuntes y era muy celosa de compartirlos con los demás. Como buena hija única que era, todo era para mí (risas). Y me encantaba participar en todas las cosas de clase.
Tienes imagen de chica aplicada. De hecho, en el trabajo da la sensación de que siempre te buscas bien la vida.
No soy de las que esperan a que llegue la oportunidad. Yo las oportunidades las creo. Me considero muy trabajadora, me gusta controlar mi trabajo y supervisarlo todo.
¿Eso es difícil en tu profesión?
Es cuestión de dejarlo claro desde el principio. Lo que pasa es que muchos artistas no muestran su personalidad y tienen miedo.
¿Has pagado un precio alto por imponer tu criterio?
Sí, cuesta algunos disgustos y es necesario dar puñetazos en la mesa, pero si lo haces, luego todo es más fácil. El respeto hay que ganárselo. Hay que hacerse respetar y yo lo he conseguido.
De alguna de estas cosas les hablaste a los concursantes de OT en tu visita.
Les hablé de corazón y les dije lo que a mí me hubiera gustado que me dijeran. Ahora son personajes públicos, tiene que rodearse de gente buena, que les potencie... No quise centrarme en decirles que lo que les espera fuera de OT es duro ¡Todo en la vida es duro! Y todo hay que trabajárselo. No me vengáis a contar milongas... A mí me hubiera gustado que me animaran. Cuando estás ahí, necesitas también que te digan palabras bonitas.
¿Qué les dirías ahora mismo, antes de la final?
Que aprovechen la dinámica que traen de trabajar y sigan formándose. Que no se relajen.
¿Por qué crees que esta edición ha sido un éxito?
A mí me ha encantado. Por la naturalidad de los concursantes. Han sido ellos mismos. Toda España se ha enamorado de su juventud, de la naturalidad, no venían viciados... Esa humildad enamora.
¿Quién es tu favorito?
Amaia. Va a ganar Amaia. Lo tiene claro España, ¿no? Se lo ha ganado, es una gran artista. La vida va a ser justa con ella. Le quitaron la oportunidad hace unos años y ahora la vida se lo tiene que devolver.
Si fueras la jefa de una gran discográfica, ¿para quién tendrías ya preparado un contrato?
Para Amaia y para Ana [Guerra].
¿Qué destacarías de Ana?
Tiene una gran frescura y sensualidad. Y su manera de llenar el escenario es impresionante. Es muy comercial. Para directos y conciertos va a ser muy buena.
¿A quién echas de menos en la final?
A Raoul. Tenía una voz espectacular, me recordaba a los cantantes de los ochenta, de voces cálidas. Si cierras los ojos, tiene un hombre dentro. Una voz de experiencia que cuenta y transmite. Y un físico espectacular.
¿Y Cepeda?
No, yo no lo comparto. Creo que Cepeda no ha sabido exponerse. No ha aprovechado la oportunidad de Operación Triunfo y me da la sensación que no lo conozco. Se agobió y se cerró en banda. Le ha podido la situación y me da pena.
¿Te gusta la canción elegida para Eurovisión?
Absolutamente. Yo apoyo todo lo que tenga que ver con la verdad. Y esa canción y esa pareja es todo verdad. Es importante ir a Eurovisión desde el amor, y ellos se aman. ¿No te das cuenta de la burbuja que se crea en el escenario cuando están ellos?
El único temor es que rompan antes de Eurovisión...
Si quieren romper, que lo hagan en junio (risas). Hasta entonces, que nos mantengan a todos en vilo con ese amor que tienen.
Hay quien dice que es negativo llevar una canción tan íntima después de la que ganó el año pasado con Salvador Sobral. ¿Qué opinas?
Yo tengo un mensaje para todos esos que van de maestros de Eurovisión: las predicciones nunca nos han valido para nada, porque no hemos ganado y hemos quedado bastante mal en los últimos años. Dejémonos de tonterías y ofrezcamos cosas nuevas. En Eurovisión no hay reglas y nada está escrito. El año pasado todos apostaban por el italiano [Francesco Gabbani] y mira el chasco que se llevó... [terminó sexto] Ganó la canción que transmitía la verdad.
¿Podrías mandar otro mensaje a quienes, después de 62 años de festival, siguen criticando Eurovisión?
Igual es que esa gente no se merece ni que les expliquemos lo que es Eurovisión. Para todos los que no veis Eurovisión y lo criticáis: sois unos rancios. Hemos participado siempre, formamos parte del Big 5, Eurovisión es cultura de nuestro país. De todas formas, caerán en nuestras redes eurovisivas. No hay que perder el tiempo con esa gente. Hay que aunar fuerzas con nuestros representantes y hacer más grande Eurovisión.
¿TVE tiene ganas de ganar?
Este año tenemos muchas papeletas. Nunca se puede hacer nada por perder, igual que tampoco por ganar, porque no es un festival que esté comprado. A mí me vale con que quieran participar. Y cuando participas, siempre puedes ganar. Yo sí creo que quieren conseguirlo. Y cuidado con el fenómeno de este año.
¿Crees que hay posibilidades reales de ganar?
Sí. Entre los 10 primeros seguro.
¿Volverías a Eurovisión?
No. Porque ya representé a mí país. A toro pasado estoy tranquila por lo que hice, pero viví ciertas circunstancias que no me hacen apetecible volver a presentarme.
¿En aquel momento no diste el puñetazo en la mesa del que hablabas?
Firmé un contrato y no podía hacer nada.
Ahí no puedes mandar solo tu.
A mí me apetecía participar, representar a mi país. Y si es eso suponía que me tuvieran que quitar a mi coreógrafa, no iba a decir que no. Me fastidiaba, obviamente, pero era lo que había firmado.
Recientemente comentaste que tuviste una gran bronca con tu coreógrafa.
Sí, y seguimos adelante porque teníamos un objetivo común. Defendí mi candidatura con mucho respeto y a pesar de las circunstancias siempre pedí que nos llevásemos bien para poder representar a España como se merecía.
¿Qué piensas cuando vuelves a ver tu actuación de Eurovisión?
No soy capaz de ver mi actuación de Eurovisión. No. La he visto tres veces en nueve años. No soy capaz de verla porque no estoy contenta con mi actuación ni de cómo estaba yo a nivel energético, estaba descontrolada por los nervios y me podía la situación.
La puesta en escena no dependía de mí y no lo estaba defendiendo al 200%. Estaba cumpliendo mi objetivo pero no como yo me lo hubiera imaginado. Si me veo es como si no fuera yo, y mira que a mí siempre me gusta verme para mejorar. Aquello fue algo puntual que ya no se va a repetir y ya no hay nada que mejorar.