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David Broncano: "El humor no tiene límites; los programas son cada vez más blancos y la gente quiere caña"

  • ECOTEUVE.ES entrevista al presentador de 'LocoMundo', que cierra su primera temporada en #0
  • El cómico explica la polémica con el atentado de Manchester: "No nos reímos de las víctimas"
  • "Ignatius Farray está en muy buena forma, es más gracioso cuando no le controlas", dice

David Broncano se ha convertido en el 'cómico de moda' y muchos le señalan como el futuro relevo natural de Andreu Buenafuente. El cómico, que esta noche echa el cierre a la primera temporada de LocoMundo en #0, prefiere librarse de etiquetas y "no tomárselo muy a pecho", ya que este 'mundo loco' de la televisión es "un negocio en el que subes y bajas" con gran facilidad.

Aprovechando el fin de curso, ECOTEUVE.ES entrevista al humorista, que hace balance del año que ha supuesto su debut como presentador en Movistar+ y analiza la salud del humor en unos tiempos 'complicados' para la risa: "Yo creo que el humor no tiene límites; cada vez los programas son más blancos y la gente quiere caña", asegura.

Está viviendo uno de sus mejores momentos profesionales. Muchos ya le ven como el futuro sustituto de Buenafuente.

(Ríe) Incluso a nivel empresarial, que hay muchas cosas que mover ahí. Y su casa también requiere de mucho mantenimiento. Lo malo de sustituirle cuando se pone malo es que se acostumbre y me diga: "Oye, vente a regarme las plantas...". (Ríe). 

¿Cree que se arrepintió de ponerse malo aquellos dos programas?

Yo creo que no, yo creo que le gustó. El es muy generoso con estas cosas, es como el Fary y su teoría es: "Si los chavales camelan darle a la lejía, pues déjales que camelen". (Ríe)

¿Cómo lleva ser 'el chico de moda' en la comedia?

Lo llevo bien, apropiándome de la definición si es que así fuera. Esto es un negocio en el que subes y bajas mucho. Cuando estoy más flojo juego más a tenis (ríe), y cuando hay más jaleo y requerimiento del público y la industria, tiendo a no tomármelo muy a pecho y no fliparme mucho con nada.

¿Qué balance hace de la primera temporada de LocoMundo?

El balance es muy bueno. Ha sido la primera temporada de un programa nuevo, un equipo nuevo y casi todos somos nuevos en nuestros cargos. Yo nunca había presentado un formato como este y Ricardo Castella tampoco había dirigido algo así. El equipo es muy joven y creo que ha estado muy bien. Estamos contentos porque ha tenido mucha repercusión siendo una cosa pequeña en un canal de pago.

¿Dónde se ve más cómodo: como colaborador de Late Motiv o al frente de su propio programa?

No lo sé. Evidentemente, ambas cosas me gustan. Presentar está guay y es algo que hasta hace año y pico no había hecho. Mola mucho e implica unas responsabilidades distintas. Y cuando vengo a Late Motiv con Andreu mola porque tienes menos peso sobre ti y puedes entrar a 'trolear' a lo loco. Estoy por ahí detrás como un chiquillo y entro a liarla. No hay que pensar en los tiempos ni en nada, entras a divertirte.

La duración de LocoMundo es atípica en la televisión generalista. ¿Cómo controla los tiempos?

Intentamos previamente por escaleta hacer una cosa ajustada. El programa es un falso directo y jugamos. Nunca nos pasamos mucho, ni nos quedamos muy cortos, pero como hay piezas externas que no articulan el discurso del programa y se pueden quitar y poner, eso nos da un poco de colchón.

¿Supervisa todos los guiones del programa o delega en el equipo?

Hacemos siempre una reunión previa para ver hacia dónde encaminamos cada tema, y luego Ricardo y yo lo afinamos un poco con lo que nos pasen, y ya el último golpe final lo doy yo. Sí que me gusta meterle algún chiste mío o alguna chorrada. Creo que es un programa que tiene que reflejar la personalidad y carácter del presentador.

Cada programa es temático. ¿Hay alguno que os haya costado más vender a Movistar?

Nos dan bastante libertad. Nosotros también tenemos conocimientos, aunque vayamos de locos. No les hemos propuesto hacer un tema tipo: 'Consejo de Administración de Movistar. ¿Qué se sabe de esto?'. (Ríe) Eso no lo hemos hecho, pero el resto de temas han fluido y si veis los programas han sido muy variados: límites del humor, religión, maltrato animal, nacionalismo... Cosas de las que no se suele hablar en televisión de manera temática. Esa es la prueba de que ha habido un entendimiento.

Para muchos, la clave de vuestro éxito -tanto aquí, como en la SER- es que arriesgáis mucho. ¿Habéis roto los límites del humor o solo habéis subido el listón?

Nosotros no consideramos que haya un límite, creemos que se puede hablar de lo que sea. Hemos encontrado, tanto en La Vida Moderna como en LocoMundo, que a la gente le gusta que hablemos así. Cada vez se hacen programas más blancos, más neutros, para no molestar a nadie... y la gente agradece que los que están delante de la cámara hablen de lo que quieren y con un poco de caña. Yo creo que la gente ahí ve realismo y le parece algo cercano.

En la SER incluso habéis hecho chistes sobre Cebrián. ¿Cómo se consigue esa libertad?

No sé cómo se consigue. Yo creo que hemos ido de cara desde el principio y hemos hecho siempre el programa como hemos querido. Los programas son graciosos y eso ayuda. Creo que si el producto está bien, las cadenas ceden. Y en eso estamos agradecidos, tanto en la SER como en Movistar, que nos dejen hacer porque no es lo habitual.

¿Alguna vez os han dado un toque de atención por alguna broma?

Sí, hombre... siempre hay cosas. Es verdad que los directivos de las cadenas tienen que hacer su trabajo y de vez en cuando te dicen alguna cosa. Pero en ninguno de los dos sitios nos han dicho cosas tajantes, ni hay coacción de nada. No ha habido amenazas, vamos.

¿Por los anunciantes?

Más que por los anunciantes, es un: "Joder, os habéis cagado en aquel señor de allí que no ha hecho nada". Muchas veces hay más problemas de forma. Nos piden que no seamos tan explícitos con términos sexuales, por ejemplo, que yo entiendo que las cadenas eso lo tienen que decir.

¿Y alguna vez ha habido consecuencias con "ese señor" con el que os habéis metido?

No. Respuesta sí, pero no una consecuencia. Para mí, que haya gente que se enfade o que se ofenda me parece algo natural y lo acepto con mucho cariño. Pero no nos ha supuesto una consecuencia sobre nuestro trabajo. Cuando hablamos sobre religión, hubo mucha gente que se enfadó e incluso con recogidas de firmas.

Muchos os criticaron por las bromas que hicisteis con el atentado en el concierto de Ariana Grande. ¿Le parecieron excesivas? Lo cierto es que el tono del programa es de ahí para arriba.

Sí, sí, es así. Pero estábamos diciendo de verdad que el concierto estuvo de puta madre. Al principio estuvimos hablando que había sido una gran idea que Ariana Grande organizara este concierto benéfico. Luego lo que pasa es que se lió un poco, porque hicimos un par de bromas que ni siquiera eran sobre las víctimas como tal.

Y algo que dijimos posteriormente en el programa es que creo que a los terroristas les jodería que te siguieras riendo después de una cosa así. Evidentemente no nos hemos reído de las niñas que han muerto, hay que ser un puto loco para pensar algo así, es una tragedia brutal. Pero creo que a un terrorista que está intentando destruir Occidente le jodería que tú encima hagas humor con eso. Si hiciéramos lo contrario estarían consiguiendo lo que quieren.

¿Es muy difícil controlar a Ignatius Farray?

Ignatius cuando más gracioso es y mejor funciona es cuando no le controlas mucho. Cuando hacemos el programa me dice de qué va a hablar pero desconozco los detalles. A veces le pido un poco que me mire de reojo porque cuando entra en modo 'bola de nieve' ya no conoce. Yo le digo: "Tío, Nacho, mírame un poquito de vez en cuando porque lo mismo te tengo que decir que vamos pasados de tiempo". Pero aparte de eso, le dejo campo como a un Mowgli. Está en muy buena forma.

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