Risto Mejide entrevistó en Chester in love a Carlos Páez, uno de los supervivientes de la tragedia aérea de los Andes en 1972 que dio lugar a la mítica película Viven.
Uno de los temas que abordaron en la charla fue cuando tuvieron que comerse a sus compañeros y amigos para seguir con vida. Carlos Páez relató que eran los médicos los que decían a quién iban a comerse y que llegó un momento en el que ya no sentían reparo por hacerlo.
"Creo que agarraron a quien tenían más cerca. Estaba todo congelado y no la cocinábamos. Algún día pudimos cocinarlo, pero si no la comíamos cruda. La carne humana sabe igual que la carne de vaca", explicó con naturalidad a Risto Mejide.
En un primer momento solo quienes cortaban la carne sabían a qué cuerpos correspondía. "Después sí supimos a quién nos comíamos pero hicimos un pacto para no decir quién". Sin embargo, tras la tragedia "un familiar me preguntó si me había comido a su hijo, le dije que sí y me agradeció mi sinceridad".
"Llega un momento en el que te acostumbras tanto que de pronto te sientas encima de un muerto para no estar encima de la nieve", comentó sobre la difícil situación que vivieron. "El Papa nos mandó una carta diciendo que habíamos hecho lo correcto".
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