El juez Fernando Grande-Marlaska fue uno de los invitados este domingo del programa 'Viajando con Chester' de Cuatro, en el que fue entrevistado por la periodista Pepa Bueno.
"La vida privada es privada de cada uno, no vamos a exigir a nadie que diga, basta con vivirla. Yo lo dije en un momento en el que surgió, entendí que debía", comienza afirmando.
"Yo desde que tengo el recuerdo de la pulsión sexual tengo la pulsión homosexual y homoerótica, desde bien pequeño, aunque intentando reconducirla. Más que negarlo, era adaptación al entorno", explica.
"Yo llevaba viviendo con una persona diez años. Casarnos era legalizarlo, darnos una protección recíproca, la afirmación de que esto es algo más", comenta.
"Cuando dije 'aquí estoy yo' fue ya mayorcito, con 32-33 años. Mi madre lo ha llegado a aceptar, aunque entender me parecería excesivo", expresa.
"A mí me tachan de conservador. Yo me considero una persona que opina de forma distinta, que intenta pensar por sí mismo. Yo ya no quiero etiquetas, sólo hechos", añade.
"No soy un juez vocacional. Hice para abogado economista, pero pronto me di cuenta de que no me gustaba. Y así decidí hacer la judicatura", relata.
"ETA en mi vida personal fue como para cualquier otro ciudadano vasco, claro que marca, pero nunca en el sentido de perder la perspectiva. Hubo gente que me dijo que venía a Madrid por miedo", explica.
"Tenemos una fiscalía anticorrupción especializada desde el 95, pero necesitamos más medios. Se trata de que la justicia penal sea rápida y eficaz. Espero que podamos tener la capacidad de localización de los bienes de los corruptos para poder devolverlos y que ese dinero se utilice para mejorar en la lucha", propone, antes de añadir que "no digo que haya que despenalizar las drogas, pero no me gusta prohibir".