El secretario general de UGT, Cándido Méndez, fue uno de los invitados este domingo del programa 'Viajando con Chester' de Cuatro, en el que repasó sus 21 años de trayectoria al frente del sindicato y su recientemente anunciado adiós a corto plazo.
"Yo no dimito. Lo que hago es que no me presentaré a la reelección en ningún caso", comienza afirmando antes de valorar su gestión como que "siempre tendré la duda de saber si habré sido capaz de dar a UGT todo lo que ella me ha dado a mí, porque he madurado como persona y todo lo que sé y todo lo que soy se lo debo a UGT".
"Yo tengo que asumir la responsabilidad política que me corresponda, pero la UGT es una organización muy descentralizada. Si me hubiera enterado antes del fraude de los cursos de formación hubiera tomado medidas fulminantemente", explica, asegurando que al final "la persona implicada fue sancionada por la UGT".
"Los trabajadores saben distinguir entre el trabajo y el esfuerzo colectivo del sindicato, el que hacen sus representantes en su centro de trabajo, de la atrocidad que pueda hacer una persona en la organización. Una organización sindical ni funciona ni tiene como lógica el suplantar la responsabilidad de los partidos políticos", comenta.
"En los cursos de formación no ha habido facturas falsas. Eso habrá que demostrarlo en los jueces y ni uno de ellos lo ha dicho en una sentencia. Funcionamos desarrollando todos los cursos, con alumnos de carne y hueso, y puede haber problemas respecto a los documentos para justificar los gastos asociados a los cursos de formación", relata, antes de asegurar que "en UGT no hay ninguna caja B".
"El secretario general de UGT Madrid es cierto que tenía una tarjeta black y se gastó 44.000 euros. Y fue la primera persona que dimitió de su cargo. Otra gente no dimite. Yo no digo que haya que aplaudirle, pero ya no está", se defiende, añadiendo que "yo no tengo nada que ver, y UGT tampoco, porque lo usó para gastos personales".
"Yo creo que no he fracasado como secretario general, porque he dado todo lo que yo tengo para sacar adelante la organización. No tengo ninguna responsabilidad sobre los casos de corrupción que han salido, ni responsabilidad personal ni política, y creo que yo nunca estaré imputado, porque estoy muy seguro de lo que yo he hecho", concluye.
"Una huelga sirve para defender los intereses de los trabajadores, para defender el empleo y el estado del bienestar. Hay huelgas que se han hecho por dignidad", expone, asegurando que "la huelga es un derecho que tienen que elegir libremente los trabajadores, y el piquete es el mecanismo de extensión democrática y constitucional de la huelga".
"Hay una violencia que padecen los trabajadores que tienen contratos temporales y precarios, que quieren hacer la huelga, y contra ellos actúa el piquete de los empresarios, que actúa de una manera muchísimo más sigilosa, diciendo que si uno hace huelga, cuando le termine el contrato no le va a renovar", relata.
"En el 23F llegué a pensar que no saldría vivo de ahí. Hubo momentos muy delicados: cuando dijeron que quizá entrarían los geos y que si se apagaba la luz disparásemos. Por suerte no pasó nada", expresa.