No es habitual que Arturo Pérez Reverte visite un plató de televisión. "No me gustan, me traen recuerdos. Odio los directos", dijo al inicio de su entrevista en El Hormiguero, una invitación que había tardado tiempo en aceptar. Lo hizo este jueves para presentar El italiano, su última novela.
El escritor y el presentador abordaron distintos temas a lo largo de una charla que, durante un momento, se detuvo en el análisis de las diferencias entre las culturas y sociedades cuando Pablo Motos le preguntó por la "corrección política y la censura". "Ahora lo que tenemos que ser es filántropos...; da igual que seamos analfabetos", lamentó Pérez-Reverte. "Es patético ver los esfuerzos de que somos la virtud universal exportables cuando en realidad no nos vale ya ni para nosotros mismos", criticó Pérez-Reverte después de poner varios ejemplos de cómo se comportan las distintas sociedades. "Hemos creado una serie de virtudes que creemos exportable", apuntó. "Si no cambian ellos desde dentro, no lo vas a cambiar tú desde fuera".
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"Pero es como yo lo veo. No vengo a dar dogmas, yo no tengo la verdad", expuso. "Pero lo que no puedo hacer es, para caer bien a 'x' número de personas, violentar mi mirada", dijo a Pablo Motos. En este sentido, quiso poner otro ejemplo: la batalla por el lenguaje inclusivo y su postura, que le ha valido críticas de algunos sectores.
"Tu sabes que he tenido ofensivas muy duras de feministas ultrarradicales porque me opuse al lenguaje inclusivo tal y como lo quieren plantear", apuntó. "El lenguaje se basa en muchas pautas machistas y debe cambiar. De hecho, lo hace. Pero lo que no puedes hacer es que el cambio se produzca en cuatro días vía decreto ley. Si tiras de una planta para que crezca más rápido, se seca", dijo. "Yo trabajo con el lenguaje. Necesito que la lengua sea limpia, eficaz, práctica y funcione bien. Necesito reservarme el derecho a usar las palabras que requiera mi trabajo. Soy anti inclusivo radical en defensa propia".
"¿Me va a cambiar a mí el lenguaje Irene Montero? Déjeme la lengua tranquila"
"Cuando pretende el feminismo ultrarradical meterse en estas cosas, yo me burlo o me río, y eso es lo que hay sectores que no perdonan", comentó el escritor, que recordó que le llaman "machista" en las redes sociales.
"Entonces, ¿no crees que la academia acepte todes y señoro?", bromeó Pablo Motos. "Ninguna feminista seria cae en esos extremos ridículos. Caen los analfabetos, las analfabetas, los mariachis, la tonta aquella, el tonto aquel... ¿Me va a cambiar el lenguaje Irene Montero? No puede ser. Mire usted, señora, lo siento mucho. Dedíquese a lo suyo, que es la política, déjeme escribir. Déjeme la lengua española tranquila".