Sofía Álvarez (Getxo, 1966) ha hecho fácil lo difícil. Esta psiquiatra del hospital de Basurto tan 'solo' ha necesitado 62 programas para llevarse el bote de Pasapalabra que, este lunes, ascendía a 466.000 euros. "A mí me encanta la filosofía del Cholo Simeone, partido a partido. Pues rosco a rosco. Yo no pensaba cuánto tiempo quería durar", asegura a ECOTEUVE.ES, explicando que logró resolver el rosco en el último programa que grabó de una tanda de quince en una semana (tres por día).
"Soy una tía con suerte", insiste una y otra vez una eufórica Sofía, horas después de que Antena 3 emitiera su hazaña. Tal y como informamos, la agencia tributaria se llevará casi la mitad del bote, pero a ella no le importa. "Yo estoy encantada de pagar a Hacienda, espero que le den una buena utilidad, ojalá pudiera dar un millón", dice.
Por otra parte, la concursante rompe su silencio sobre quienes piensan que los roscos a los que se enfrentaban tanto ella como Marco Antonio, su rival, eran más fáciles que los de la etapa de Pablo Díaz y Javier Dávila. "Yo he hecho muchos roscos suyos y te puedo decir que yo tenía una media de un acierto menos, no estamos hablando de cuatro".
Lo primero de todo, enhorabuena. ¿Le costó mucho mantener el secreto de su bote?
¡Muchas gracias! Me ha costado la vida (risas). Yo suelo ser muy discreta por mi profesión pero, cuando estás tan contenta, te cuesta que no se te note. Por ejemplo, en la cafetería del pueblo me llegaban y me decían 'qué pena me da, que ha ganado Marco Antonio', y cada día tenía que decir una cosa. A los compañeros también les he tenido que mentir y la verdad es que se me da muy mal.
¿Cuándo se grabó el programa que se emitió este lunes?
El 2 de septiembre. Fue el último de una tanda de 15 y lo único que pensaba era 'por favor, por favor, vamos a acabar este rosco' de lo cansada que estaba.
¿Los concursantes de Pasapalabra también firman una cláusula de confidencialidad para que no se filtra si acaban ganando el bote?
Sí, la tenemos. Y creo que así debe ser por respeto a la audiencia porque qué sentido tiene saber un mes antes lo que va a pasar. Había mucha gente que me veía todos los días y me decía 'jo, cómo sufro', y eso me ponía mala. '¡No sufras, que ya sufro yo!'. La gente lo vive con mucha ilusión.
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Se ha llevado el bote en tan 'solo' 62 programas. ¿Le hubiera gustado permanecer en Pasapalabra mucho más?
Yo no me había hecho ningún planteamiento, a mí me encanta la filosofía del Cholo Simeone, partido a partido. Yo no pensaba cuánto tiempo quiero durar, sino que si sobrevivía a esa tanda de 15 programas necesitaba un mes para parar. Tenía un montón de trabajos y cada vez me estaba complicando más, pero si hubiera seguido en Pasapalabra hubiera hecho lo que hubiese hecho falta.
Dice que recibe mucho cariño de la gente por la calle tras su paso por el concurso. ¿Cómo se maneja con la fama?
Hoy he ido a trabajar y me ha sorprendido porque creía que era yo la que tenía que llevar pastelitos, pinchitos o algo, y me he encontrado con un regalo de sorpresa: un María Moliner ideal de la muerte, encuadernado y dedicado por mis compañeros. Me ha fascinado. Eso sí, me han pedido que diera un discurso y yo he contestado 'hombre, que estoy de resaquita' (risas) porque ayer lo celebré, cómo no. Al bajar a urgencias me han aplaudido todos.
Cuando le llamaron para suceder a Pablo Díaz y Javier Dávila, ¿sintió el vértigo?
Yo me enteré de que Pablo había ganado el bote cuando fui a luchar por una de las sillas. Soy una tía con suerte (risas). Soy tan loca del alambre que en estas situaciones me ayuda mucho y, además, coincidí con Alberto [Alfonsín], uno de los magníficos de Saber y ganar, que era tan majo, que me pareció como jugar en casa. También tengo que agradecer a Roberto Leal que, aunque yo no le puse las cosas fáciles desde el primer día, él sí. Nunca pensé que tenía que sustituir a Pablo.
Marco Antonio y usted han llegado varias veces a los 24 aciertos. ¿Cree que el nivel de los roscos era más bajo que en la etapa de Pablo Díaz y Javier Dávila?
Tengo que decir dos cosas, no me importa ser polémica. Yo he visto muchísimos roscos suyos, y voy a decir que nosotros teníamos tres cerrojos y ellos tenían roscos con cuatro. Pero esto es una impresión personal, no soy ninguna experta. Ahora también pienso: algo que tanto Marco Antonio como yo hacíamos muchas veces, en palabras complicaditas, soltábamos la respuesta como quien dice lentejas, y eso puede dar la falsa impresión de que eso es fácil. Sinceramente, no creo que tuviéramos mal nivel. Yo he hecho muchísimos roscos de Pablo y Javier, y te puedo decir que yo estuviera de media una por debajo, no estamos hablando de cuatro.
¿Sabe ya el pellizco que le quita Hacienda del bote? ¿Le parece justo el porcentaje que debe pagar?
No lo sé, no me importa demasiado. Sé que va a ser en torno al 50%. Yo estoy encantada de pagar a Hacienda, espero que le den una buena utilidad. No hay nada como pagar mucho Hacienda con el rosco de Pasapalabra. Me encantaría pagar un millón. Sinceramente, estoy feliz porque, descontado lo de Hacienda, me queda un dinerito muy majo que cualquiera que trabaja todos los días sabe que eso no lo ahorra quitándose el café ni en muchos años. Es lo que hay, lo he sabido siempre.
¿En qué va a gastar ese dinero?
Quiero pegarme un viaje con mi familia a Nueva York y luego quiero hacer un proyecto de mi profesión. Lo bueno es que no voy a gastar mucho, un poco de ayuda de la juventud porque soy una analfabeta informática. Tengo la idea, pero aun estoy curioseando.

Las normas del concurso establecen la eliminación inmediata de Marco Antonio. ¿Le da pena? ¿Se tiene que acabar con esta norma?
Pues no, yo le veo todo el sentido del mundo a la norma. También es un poco como lo de Hacienda. Por supuesto que yo prefiero ganar antes que lo hiciera él, pero sí que hubo un momento que dije que no importaría que ganara él, realmente era sincera. He visto a muchos concursantes que en su momento era una segunda participación, hasta una tercera, así que te vas con honor, con un dinero majo. También podría haber sido él quien se hubiera llevado el bote, hemos estado muy cerca los dos, pero la suerte ha estado de mi lado.
¿Cuál es su método de estudio?
Yo soy muy caótica y desordenada. Nunca he empollado en orden, hasta las novelas me las leo en desorden. ¡A muchos les puede parecer un disparate! (risas). A veces ponía 'términos relacionados con cerdo', pero mañana me toca palabras que empiecen por 'pen', y pasado me ponía con geografía sudamericana. Y cuando el ojo ya no daba más, me ponía vídeos sobre Historia en unos canales de YouTube, que te resumen todo en quince minutos con dibujos. Vi el otro día un vídeo sobre las Cruzadas, que nunca las he entendido mucho, y lo flipé.
¿Quién le animó a presentarse a Pasapalabra?
Nadie, me animé yo sola, aunque es verdad que una amiga me dijo que soy una friki reteniendo mucho conocimiento inútil y pensé que le podía dar alguna rentabilidad. Además, se juntó, en que tuve un momento de mi vida en el que buscaba alguna aventura nueva y salir de la zona de confort.
¿Vamos a ver a Sofía Álvarez en más concursos a partir de ahora?
Yo voy a seguir curioseando, pero ya hay alguno que me ha llamado la atención como ¡Boom! La vida da muchas vueltas, no tengo prisa. Ha sido una experiencia tan satisfactoria que estoy abierta a todo.