Es muy difícil encontrar el punto justo cuando debutas como comentarista de Eurovisión. Y más complicado cuando ocupas el hueco que dejaron nombres con tanto peso y carisma como José María Íñigo o José Luis Uribarri.[Especial Eurovisión: escucha todas las canciones]
Tony Aguilar se estrenó este martes como la nueva voz de TVE en Eurovisión y aprobó el examen. La clave estuvo en no llamar excesivamente la atención en un evento donde casi lo de menos debería ser quién lo comenta.
El locutor de Los 40 supo encontrar su sitio y evitó estar por encima de lo verdaderamente importante: las canciones y los votos. También fue generoso con su compañera Julia Varela -tan solvente como él- a pesar de que Aguilar llegaba como el gran fichaje de TVE. De hecho, el presentador hizo un breve comentario y dejó que fuera ella la que rindiese homenaje a Íñigo, con quien había compartido las últimas ediciones de Eurovisión.
"Fue un maestro del que hemos aprendido mucho. Va a estar presente siempre con su energía. Nuestras palabras van dirigidas a él, que se ha ido demasiado pronto", dijo la periodista al inicio de la noche.

En su estreno como comentarista de Eurovisión, Aguilar controló la frenada. Ni fue de 'enterado', ni quiso esforzarse por imprimir su sello que es de sobra conocido por todos tras décadas en la radio.
Tampoco se excedió en las bromas ni quiso llevar sus comentarios por la peligrosa línea del humor o, peor, la parodia. Sí tuvo, sin embargo, un comentario tan ácido como sutil cuando aprovechó la actuación de Macedonia para recordar que existe un premio al peor vestuario. El zasca se escuchó en Skopie.
"Yo no soy humorista", dijo hace días a ECOTEUVE.ES cuando analizaba el estilo ácido de la BBC en las retransmisiones del festival. Humorista no, pero TVE ha encontrado a un buen comentarista de Eurovisión.
