Netflix presentó este jueves en Madrid 7 años, la primera película española del gigante audiovisual norteamericano. Y entre evento y evento, y promoción y promoción, Juan Pablo Raba, uno de los protagonistas del largometraje, responde amablemente a las preguntas de este medio con ese acento colombiano que nos trae inmediatamente a la memoria a Gustavo Gaviria, primo de Pablo Escobar, al que da vida en la serie Narcos.
Pero en 7 años Raba se deshace de su habla natural y se acerca con efectividad al castellano. Y es que el actor vivió durante poco más de una década en España, por lo que fue "un regalo" poder recuperar esta entonación para la película. "Con ayuda de mis compañeros y del director llegamos a este acento que creo que es la forma en la que yo hablaría hoy en día si hubiera seguido viviendo en España", declara.
El intérprete se mete en la piel de Carlos, uno de los cuatro protagonistas y socios fundadores de una empresa, que en una noche se ven forzados a encontrar una solución que pueda salvar su compañía y a ellos mismos. La complicada decisión a la que se enfrentan es decidir quién deberá sacrificar su libertad para salvar al resto de la ruina personal y financiera. Es una carrera a contrarreloj que pondrá su amistad y sensatez a prueba. ¿Quién asumirá la responsabilidad? Es la gran pregunta que plantea 7 años.
Juan Pablo Raba se ha lanzado además a responder al hijo de Pablo Escobar, qué criticó Narcos, por "no ser fiel a la realidad". "Yo no estoy de acuerdo con lo que dice porque la serie no pretende hacer una radiografía sobre Pablo Escobar, la serie es sobre la DEA", defiende el actor.
¿Con qué expectativas afronta el estreno de la primera película española de Netflix?
Yo, por disciplina, no me hago expectativas con los proyectos porque los actores lo único que podemos hacer es entregarlo todo en set, que es lo que está de nuestra mano. Hace años que no me hago expectativas, yo hago mi trabajo lo mejor que puedo, doy todo de mí en el set y después lo suelto. Es muy emocionante porque aparte de ser la primera película española de Netflix, se va a distribuir por el mundo entero y se estrenará en 190 países con 83 millones de personas que podrán tener acceso inmediato a ella. Eso es fantástico y es bueno para la industria y para los actores. Netflix está revolucionando la forma en la que vemos televisión y ahora la forma en la que vemos cine. Es muy emocionante vivir esta transición.
La película se desarrolla en el mismo espacio, por lo que todo el peso recae en la interpretación de los actores. ¿Ha sentido mucho esa responsabilidad?
Es un regalo realmente. Es como estar estudiando teatro, es como estar aprendiendo todos los días, como si diera clase con compañeros fantásticos y un director fantástico. Es una enorme satisfacción saber que todo lo que pasa depende de lo que tú generes ahí, de la energía que des con tus compañeros. Porque no hay pantallas azules, no hay tiros, no hay persecuciones, es simplemente una película de conversación donde hay un conflicto que tiene que ser resuelto en 24 horas.
Por tanto, es mérito de los actores, pero también de los guionistas porque al final todo está sustentado en el texto...
Todo parte de un guion fantástico. José Cabeza hizo un trabajo sensacional, tuvimos el tiempo incluso de cambiarlo y de adaptarlo y darle las vueltas que quisimos y después lo empezamos a filmar. La película está formada por 15 planos secuencia y grabamos uno por día y el último día nos regalaron la posibilidad de hacer toda la película, de sopetón, como si fuera una obra de teatro.
¿Y de esa grabación se utilizaron imágenes en el montaje final o se descartaron?
Casi todo lo que quedó finalmente en la película es de ese último día.
La historia consigue mantenerte en tensión durante los 90 minutos del metraje. ¿Cree que el público quedará satisfecho con el final?
A mí me parece que sí porque creo que es un final muy poco Hollywoodiense, es un final muy poco satisfactorio que te pone a pensar realmente las consecuencias de estar involucrado en un crimen de este nivel. Más allá de si creo que el público va a quedar satisfecho o no, creo que va a generar una conversación. La gente se va a hacer la pregunta de: ¿qué haría yo en ese caso? Esos son los proyectos bonitos, los que te ponen a pensar.
La película genera debates sobre la libertad, la corrupción, la posición de la mujer en la sociedad... ¿cuál cree que es la mayor enseñanza que deja 7 años?
Que nada es lo que parece. Que el ser humano llevado al extremo es capaz de hacer las cosas más fantásticas y de sacar sus demonios más cochinos con tal de salvarse de una situación como esa.
Vemos que en la película habla con acento español. ¿Era una exigencia del guión?
Imagínate que yo viví en España como 12 años, dos años de pequeño en Madrid y 10 años en Valencia, que es mi tierra. Ya me fui hace 20 años del país pero yo hablé aquí en un momento de mi vida y el director me regaló la posibilidad de poder recuperar y para mi fue muy bonito poder hacerlo. Me daba mucho miedo y me preocupaba muchísimo pero nos lanzamos a la piscina. Con ayuda de mis compañeros y del director llegamos a este acento que creo que es la forma en la que yo hablaría hoy en día si hubiera seguido viviendo en España.
Tras su paso por Narcos, Netflix vuelve a contar con usted. ¿Cómo es trabajar con esta revolucionaria compañía?
Es fantástico. Yo haría con ellos todos los proyectos que me permitieran porque es una forma muy muy libre. He tenido la posibilidad de trabajar para cadenas de Estados Unidos y también en películas de estudio y es completamente diferente porque aquí nadie se está metiendo en tu trabajo. Nadie quiere ser el mandamás, todo pasa por un proceso exhaustivo de selección de los proyectos. Eso se siente, tú sientes la amabilidad y la disponibilidad de Netflix para ayudar, nunca para poner una piedra en el zapato.
¿Considera que este nuevo modelo de exhibición puede poner en peligro a las salas de cine tradicionales?
Las salas ya estaban en peligro antes del modelo de Netflix. La gente ha dejado de ir mucho al cine, ya sea por la razón que sea: por el costo, por las nuevas tecnologías... Simplemente creo que el cine se va a convertir en una experiencia, un evento. Va a ser como cuando vas a un concierto. Habrá salas muy sofisticadas, donde la experiencia 4D va a primar y ver películas fantasiosas como Rápido y Furioso (Fast & Furious), como Ávatar, o de este estilo.
El hijo de Pablo Escobar ha criticado Narcos por "no ser fiel a la realidad". ¿Cree que la serie hace una radiografía justa de su país?
No, para nada. Yo no estoy de acuerdo con lo que dice porque la serie no pretende hacer una radiografía sobre Pablo Escobar, la serie es sobre la DEA. No es sobre el narcotráfico, ni sobre Pablo Escobar. Creo que como buena serie americana es un cine muy político. Narcos cuenta la historia de un país, Colombia, que vivió una época de terror generada por un solo hombre, y que estuvo a punto de arrodillarse frente a un solo hombre. Ese hecho es el que contamos y cómo una nación democrática, un sistema político democrático logró salir para adelante. No tiene por qué ser absolutamente verídico como no lo es ninguna historia. Solo los que lo vivieron saben cómo fue la historia. Esto no es un documental ni pretende serlo.
En España le conocimos por su papel de Orestes en Mi gorda bella. ¿Ha sido difícil quitarse la etiqueta de 'actor de telenovela'?
En un momento lo fue. En un momento tuve que tomar una decisión muy severa en mi vida de dejar de hacer este tipo de proyectos porque desafortunadamente la mayoría de los actores y de los directores me veían solo como un actor de novela. Tuve que cortar eso para generar una imagen más potente que me diera la posibilidad de trabajar en Estados Unidos. Fue algo planificado durante sus buenos años para poder hacerlo.
Si estuviera en la situación de su personaje, a cambio de qué recompensa se sacrificaría para ir 7 años a la cárcel.
Yo, Juan Pablo Raba, por nada. Por nada dejaría de ver a mí familia de forma voluntaria por 7 años. O lo haría si eso supone salvar a mi familia de una gran tragedia. Tal vez esa sería la única razón, pero realmente por nada.