El escritor Fernando Sánchez Dragó ha vuelto a generar este fin de semana una importante polémica al pronunciarse acerca de la visita a España de 2.500 ciudadanos chinos premiados por un empresario de dicha nacionalidad.
En palabras escritas en una columna en 'El Mundo', Dragó afirma haber sentido "pocas veces tanta vergüenza ajena y propia, ajena por esos 2.500 mamarrachos chinos que han invadido Madrid, Toledo y Barcelona, y propia por el recibimiento que mis compatriotas les han tributado".
"Imposible es discernir quiénes, si los españoles o los chinos, se han llevado la medalla de oro de la imbecilidad", considera, criticando que "los chinos vestían todos igual, hacían aspavientos, emitían grititos, daban saltitos, asistían a simulagros de corridas de toros y devoraban arroz grasiento con despojos convencidos de estar tomandn una paella".
"Lo más ridículo era la atención que los presentadores de los telediarios prestaban a los recién llegados, la importancia que les atribuían y la sonrisita meliflua con la que les reían las gracias", continúia, antes de concluir que "creía que entre nosotros no cabe un tonto más", pero "me equivocaba, caben 2.500".